Las sensaciones posteriores al encuentro, la vuelta al 4-2-3-1 asímetrico, la importancia del cambio José Rodríguez-Laure o el amor propio de Luisinho, entre otros temas de interés del análisis entre gallegos y andaluces.
1. Vacíos, abatidos, consternados. Ése era el sentimiento general de los aficionados que me encontré a la salida de Riazor. ¿Cómo era posible que se escapase la victoria en este partido? Pocos eran los que querían hablar, compartir sus sensaciones sobre el encuentro del Deportivo. Otros solo eran capaces de articular comentarios despectivos o poco complacientes con el entrenador. El Dépor mereció ganar, fue mejor que el adversario durante buena parte del partido y finalmente regaló un empate a un rival directo por la salvación.
2. ¿Que qué pasó? Pues que si solo eres capaz de ser mejor durante 50-60 minutos del partido, debes saber aguantar los 30-40 minutos de igualdad o de dominio del rival. Debes saber resistir. Los partidos duran 90 minutos, no los 50 que eres mejor. Esto no va a los puntos, no es cuestión de sumar cuanto tiempo dominas el partido, sino de aprovechar ese espacio temporal que eres mejor para marcar más goles que tu contrincante. No es la primera vez que este Dépor de Víctor Fernández supera a su rival en muchos tramos del juego pero que luego no se traduce en el marcador final.
3. Bajo mi punto de vista hay un momento clave en el partido, que es la permuta de José Rodríguez por Laure. Fue en el minuto 73, con 20 minutos por delante. El madrileño se colocó en el puesto de lateral, pasando a Juanfran Moreno al extremo. Considero que con este cambio das un mensaje desde el banquillo. El mensaje que reciben tus jugadores es que ya no hace falta atacar, que apenas deben gastarse energía corriendo hacia delante. ¡Con 20 minutos por delante! Y también le das un mensaje a los rivales: «atácanos, que nosotros no vamos a hacerlo». Eso lo primero. Lo segundo, si la defensa te está funcionando bien, no se te ocurra tocarla. Déjala tal y como está, no los descentres. Introducir a un jugador frío en la defensa ante atacantes que están a mil revoluciones es un fallo muy grande. Como decía un amigo mío: «eso es de primero de entrenador».
Es verdad que el alicantino arrastraba una amarilla de una acción anterior y se mostró algo revolucionado, tal y como aseguró después ante los medios, pero había otros futbolistas en el banquillo -incluso Cuenca se pasó toda la segunda parte calentando- cuyo ingreso no desordenaría ni modificaría la posición de otro jugador. De hecho, si lo que quieres es aguantar el resultado introduciendo a otro defensor, podría esperar a que quedasen cinco o diez minutos para ganar centímetros con Pablo Insua. El cambio, el dichoso cambio que rompió el partido.
4. Después de dibujar un 4-3-3 contra el Barcelona, Víctor Fernández volvió al 4-2-3-1 asímetrico. Las bandas -Cavaleiro y José Rodríguez- estaban a distintas posiciones, tal y como buscó contra el Athletic también en Riazor. Por un lado el portugués dando desequilibrio y por el otro el alicantino ofreciendo sacrificio. En este caso era Lucas Pérez, genial mientras aguantó, y no Luis Fariña el que se situó tras el delantero catalán. Ésta fue la disposición inicial:
5. La reacción del Dépor tras el gol de Piti llegó a través de José Rodríguez, un jugador que va a más con el paso de los partidos después de que VF le haya encontrado una posición en la que ofrece sus mejores virtudes. El futbolista cedido por el Real Madrid, que no había tenido incidencia en el juego hasta entonces, decidió influir en el fútbol de su equipo. Primero recibió en banda derecha y con potencia trazó una diagonal hasta el otro costado dejando el balón a un jugador mejor posicionado. Ahí mostró potencia, mostró suficiencia. Minutos después aprovechó el rechace de Oier para marcar el tanto del empate. Si José Rodríguez se cree pieza importante en este Dépor y comienza a ser influyente en el juego, saldrán todos ganando.
6. Carácter ganador y competitivo. Amor propio. Tiene garra y la denominada mala hostia que tanto gusta a las aficiones. Si no sabéis de quién os hablo, mirad para atrás. Mirad al lateral izquierdo. Sin duda, una de las mejores noticias del 2014 es la renovación de Luisinho Correia.
7. Citados todos los jugadores del centro del campo hacia delante, falta hablar de los dos futbolistas que poblaron la medular. Los encargados de mover los hilos del equipo. Bueno, no es del todo así. Más bien uno de ellos debía «robarles» la lana a los contrarios para que el otro pudiese tejer a su antojo. Álex Bergantiños y Juan Domínguez llevan años jugando juntos. Se entienden y se complementan, sus características son muy diferentes, pero suelen hacer una buena pareja. Hasta el domingo. El domingo fue Álex quien robó la lana y tejió los trajes, primero el de Oriol en el primer gol y después el de Fariña, que no logró controlar para hacer el 3-1. Juan Domínguez estuvo muy flojo, pasivo, como en otro mundo.