Quedan menos de dos meses para el final de Liga y todos los equipos afrontan este tramo de competición con la intención de realizar una gran recta final que les permita lograr los objetivos que persiguen sin tener que esperar a la última jornada, con la ansiedad y el nerviosismo que esa situación produce tanto en jugadores como en aficionados.
Si un equipo puede hablar sobre agobios de última hora ese es el Deportivo, quien tiene muy presente aún el recuerdo del último partido del pasado curso y su salvación agónica en el Camp Nou. De ahí que desde el primer día de pretemporada cuerpo técnico y jugadores hayan insistido una y otra vez en el mismo discurso, “nuestro objetivo es lograr la permanencia cuanto antes”.
Los caprichos del destino hacen que en la misma jornada de la pasada temporada los blanquiazules recibían en Riazor al Córdoba, el colista en la tabla por aquel entonces, circunstancia ésta que se repetirá este sábado con la visita del Levante. El Deportivo llegaba a ese partido con 26 puntos, tres por encima de los puestos de descenso y con la intención de tomar aire, pero la mala imagen y el empate final propiciaron la destitución de Víctor Fernández y abocaron al club a unos meses de sufrimiento.
Este sábado será el pistoletazo de salida para la recta final del Deportivo, quien afrontará un partido que, sea cual sea su desenlace, resultará clave a la hora de encarar las últimas ocho jornadas del campeonato. En esta ocasión el conjunto herculino llega con un colchón de seis puntos sobre los puestos de descenso, por lo que una victoria dejaría a los coruñeses con la permanencia a tiro de piedra. Sin embargo, una derrota ante el colista alargaría la ya de por si interminable racha negativa de resultados y haría saltar todas las alarmas, ya que el descenso estaría más cerca que nunca y con un calendario por delante con rivales de gran entidad y que no invitaría al optimismo.