El fútbol es tan imprevisible que, en ocasiones, pasar de pelear en el barro de la Tercera División a opositar por un puesto en la Selección implica un tránsito de apenas un lustro. Y ese Tourmalet, con teórico final de etapa en Riazor, es el que comenzó a ascender Lucas Pérez en Vallecas hace precisamente cinco años. Lo hizo al frente de una generación gratamente recordada en el club de la Avenida de la Albufera: la que llevó al filial del conjunto franjirrojo a Segunda B por primera vez en toda su historia.
El periplo del ahora jugador blanquiazul durante su etapa en el Rayo Vallecano es, en cierta manera, conocido por el público de ambos equipos. No así su impacto. El ascenso del segundo equipo a la división de bronce al término de la temporada 09/10 tuvo varias consecuencias inmediatas. Dos de ellas fueron el salto de José Ramón Sandoval al banquillo del conjunto senior y, curiosamente, la irrupción de Alejandro Arribas en el mismo, abrazando la titularidad para ya no soltarla.
Aquella efeméride es recordada con cariño por José Manuel Jimeno, el técnico que entrenó a Lucas a inicios de la nueva campaña. Doce años como entrenador en las categorías inferiores del Rayo dicen todo de este preparador madrileño, cabeza saliente del Juvenil A en el curso que finalizó con el adiós del filial a Tercera: «Había un grupo de mucha calidad. Diego Benito, Lucas, Borja García… Tenía muy buena pinta desde el principio, apostaban por un fútbol atractivo y se logró el objetivo en el famoso partido de Hospitalet».
Fue precisamente el grueso de aquella plantilla el que heredó Jimeno en su desembarco en Segunda B. «Me dieron el Rayo B y aproveché un poco el trabajo previo. A jugadores como Diamanka o Pablo De Lucas, entre otros. Pero Lucas, por personalidad, era absolutamente ‘top‘, como se suele decir», desgranó Jimeno a Riazor.org. Y ya en los primeros días de competición, el vertical atacante del barrio de Monelos dejó algunos trazos de su carácter.
«Me las tuve un poco tiesas con él al principio, pero tiene mucho corazón. En mi estreno, en Vallecas, jugábamos contra el Universidad de Las Palmas. Esa semana estuvo algo rebelde en los entrenos y no le convoqué. Entonces, me llamó el gerente del club y me dijo: «¿Pero qué haces? ¿Tú estás loco? Es nuestro mejor jugador». Y le dije: «Tú confía en mí». Lo hice para que reaccionase y creo que me gané un poco su respeto. A partir de ahí, fue protagonista. Jugaba en punta, donde lo está poniendo ahora Víctor», explicó el ahora entrenador del Alcobendas.
La intuición de Jimeno en lo referente a qué clase de futbolista tenia ante sí no fue acompañada de una réplica inmediata de Sandoval, que sí dio minutos al coruñés con la plantilla senior pero no facilitó su llegada. «Yo le veía y sabía que él notaba que su sitio estaba más arriba. Sólo hacía falta que le diesen el empujón. Y Sandoval se enfadó y le puso la cruz en Navidad porque Lucas no estaba conforme con el papel que le daba. Ahí creo que no se portó bien, porque esos chicos fueron los que le ayudaron a triunfar», analizó.
Que el viaje del ‘7’ herculino hacia la élite se dilató en exceso lo suscribió al instante el propio Jimeno: «Ha dado más vueltas de las que necesitaba, porque ya hace varias temporadas que debía estar en Primera«. Y del punto y aparte puesto por Lucas Pérez a esa odisea, siempre con el pasaporte a mano, no pierde detalle el técnico formado en la entidad vallecana. «Ayer -por anteayer- me encontré en un partido con Rodrigo, su representante, y me dijo que está encantado», expuso. Palabra de formador.
*Reportaje con idea original de Alfonso Núñez, periodista y redactor de Riazor.org.