Juan Carlos Valerón Santana abandonó la disciplina deportivista al concluir el pasado curso liguero y consumarse el descenso a la Liga Adelante. Atrás quedaban 13 temporadas y un contrato casi vitalicio que acabó por romperse antes de tiempo alegando “cansancio” y en busca de una competición con “menor presión”. Finalmente optó por volver a su tierra y vestir la camiseta del Las Palmas. La mediapunta se quedaba huérfana. Tocaba rehacerse y rellenar su hueco.
Sangre a más de 100 grados: Enmanuel Culio
El argentino reunió durante su etapa como deportivista todas las características de un líder. Garra, capacidad de mando, fuerza y un espléndido don para el balón parado fueron sus principales cualidades. Su individualismo se alejaba de los cánones del ‘Flaco’ pero su capacidad para ser decisivo fue determinante en muchos momentos de la temporada.
La etapa post-Culio: Bryan Rabello
El chileno llegó para cubrir la baja del argentino. La etiqueta de promesa mundial gustaba a Fernando Vázquez, además de que el inminente mundial era una motivación extra para que el sudamericano rindiese. Fue indiscutible pero nunca se vio el gran disparo ni la gran visíon de juego de la que tanto se habló a su llegada. Cumplió pero no destacó.
El tapado: Juan Carlos Real
El canterano alternó grandes actuaciones con desapariciones sobre el campo. Se le acusó de falta de intensidad pero en muchos partidos llegó a ser decisivo. Disfrutó de muchas menos oportunidades que Rabello y acabó la temporada como titular. Ha rendido menos de lo esperado pero ha demostrado que tiene calidad suficiente para ser importante en este equipo.
Antonio Bellot