Hasta catorce fichajes realizó el Deportivo esta temporada, sin contar las renovaciones de Germán Lux, Kaká y Marchena, y prácticamente todos ellos dejaron un buen sabor de boca en la afición blanquiazul.
La primera cara nueva en llegar fue Carlos Wilson Cachicote ‘Rudy’, y quizás él mismo fue el que más decepcionó. Tras empezar con fuerza, sus sorprendentes e imprevisibles regates pronto perdieron fuelle y el jugador se fue apagando hasta tener que salir cedido a Os Belenenses en el mercado invernal.
El siguiente en firmar fue Ángel Javier Arizmendi, un viejo conocido que tuvo protagonismo en el tramo inicial de temporada pero desapareció con el paso de las jornadas. En verano, también aterrizaron dos futbolistas desconocidos para el público español pero que pronto se convirtieron en importantes. Juan Emmanuel Culio, líder indiscutible del equipo durante la primera, y Cezary Wilk, alternativa a Álex Bergantiños para el centro del campo y que rindió bien siempre que tuvo que participar. Más tarde llegó Luisinho para reforzar el lateral zurdo, y aunque se consolidó en una posición más adelantada es la única incorporación ha sido titular durante toda la temporada; y junto al luso se presentó Fabricio, que regresó para cubrirle las espaldas a Germán Lux.
Ya con la competición empezada, Borja Bastón apareció con sus goles para hacerse con un puesto de nueve y terminar como máximo goleador, mientras que Antonio Núñez firmó libre con el mercado cerrado para intentar aportar desborde a un equipo sin apenas hombres de banda en plantilla.
En el mercado invernal, la salida de Culio al Al Wasl dejó en las arcas del club dinero para poder realizar más contrataciones y también la necesidad de reforzar una plantilla que era corta y acababa de perder a su futbolista más diferencial. Los primeros en incorporarse fueron Toché y Salomão, que mientras las lesiones se lo permitieron aportaron algo que le faltaba al Deportivo: gol y desborde. Bryan Rabello, cedido por el Sevilla, fue el elegido para ocupar el hueco dejado por el argentino en la parcela central, y aunque no acabó de marcar las diferencias esperadas, gozó siempre de la confianza de Fernando Vázquez.
Por último, Sissoko apareció pasado de peso para acabar ganándose el cariño absoluto de la afición en apenas dos meses con regates y sonrisas, mientras que Lopo consolidó un centro de la zaga que acababa de perder a Kaká e hizo las paces con Riazor. Por último, Diego Ifrán fue el elegido para suplir a Salomão tras su lesión, haciéndose con la titularidad en la recta final y anotando 4 goles importantes.
Martín Castiñeira