De inicio, cabría pensar en campos sometidos al aguacero y al barro, pero ni siquiera esa esencia de la Premier League perdura en exceso en la Primera Autonómica gallega, invadida por los tapetes artificiales. Sin embargo, sobre los céspedes de la categoría todavía es posible encontrar algún guiño al pasado, como el que ofrecen dos clásicos del fútbol gallego ya en la cuarentena. Juanito y Carlos Padín tienen varios puntos en común. Ambos debutaron en Primera División de la mano del Deportivo durante la década de los 90 y hoy, con 46 y 41 años en sus respectivos carnés de identidad, mantienen su idilio con la pelota y un particular desafío a las agujas del reloj.
Pese a la extensa trayectoria de ambos a lo largo y ancho del territorio nacional, jamás coincidieron en una misma plantilla. Sí lo hicieron como rivales en el campo en sus años en Segunda B y Tercera, una circunstancia que se ha repetido esta campaña. Los equipos de Sigüeiro -localidad cercana a Santiago de Compostela- y Cordeiro -parroquia perteneciente al ayuntamiento pontevedrés de Valga- compiten en el segundo de los cinco grupos que pelean por ascender a Preferente. Y por experiencia y prestaciones, Juanito y Padín son dos de los referentes de una y otra escuadra.
«Decidí jugar mis últimos años en el club donde empecé«, relató el primero en su conversación con Riazor.org. Juanito reside en Narón, pero se desplaza un par de días a la semana para entrenar con el resto de sus compañeros. «Lo peor es el horario, en torno a las 9 de la noche», explica el antaño jugador de Compostela y Betis. A excepción de la Tercera Autonómica, ha pasado por todas las categorías del balompié español, pero prefiere mantener su currículo aparcado fuera del vestuario: «Procuro ser uno más y quiero ese trato. Se olvidan de ello y estoy contentísimo, aunque al principio alguno estuviese extrañado de la situación».
El cosquilleo en el estómago por trotar sobre el verde también mantiene el ímpetu de Padín. El de Catoira tuvo ofertas durante el pasado verano para continuar en Tercera, pero decidió sacar su chistera con un conjunto que juega a solo 15 minutos de su casa. Hay a quien le parecería extraño, pero la cabeza del hábil mediapunta criado en el Arosa entiende otro fútbol. «No me imagino un domingo sin jugar, o sin tomar un café y leer el Marca antes del partido«, describe. Al igual que Juanito, gusta de ver alejarse el invierno por las sesiones de preparación entre semana: «Hace mucho frío, pero me encanta entrenar y no me veo sin hacerlo, de momento».
Será ya primavera cuando vuelvan a verse. Lo hicieron el pasado 22 de noviembre y, como dato anecdótico, el primer asalto dejó los tres puntos en Sigüeiro. «Nos saludamos y estuvimos hablando antes del partido. En él estuvo muy motivado y eso es bueno, porque ahora la gente joven ya no aprieta mucho», comenta Padín. Al otro lado del teléfono, Juanito detalla a su homólogo: «No falla un pase y con Padín por detrás seguro que sus delanteros disfrutan. Uno lo hace viéndole». Si sus pilas alcalinas pospondrán el adiós un año más, ya es un asunto aparte. Cosas de los viejos rockeros.