Lo que hace diez días era una buena noticia para el deportivismo, la renovación de Germán Lux, ha dado paso a una fase de incertidumbre y nerviosismo en el plano deportivo que castiga al de siempre: el aficionado.
Lo que hace diez días era una buena noticia para el deportivismo, la renovación de Germán Lux, ha dado paso a una fase de incertidumbre y nerviosismo en el plano deportivo que castiga al de siempre: el aficionado.
Con casi 15.000 abonados, la hinchada del Dépor necesita realidades, y no un discurso basado en el «todo va bien». En los últimos años he visto a un importante número de clubes salir airosos y reforzados tras una Ley Concursal (Betis, Celta de Vigo, Valladolid…), algo que a día de hoy no sucede en el Dépor ni parece que sucederá a medio/corto plazo.
Todo ese nerviosismo y la falta de información transparente provoca que el tema de los fichajes se haya estancado de manera peligrosa. Pasada ya la primera quincena de julio, y a menos de un mes del inicio liguero, el Dépor no tiene plantilla para afrontar con garantías la difícil temporada que se le presenta. Augusto César Lendoiro debe dar un paso al frente y explicar sin tapujos cual es la realidad que asola a la entidad. La afición se merece eso y mucho más. El máximo mandatario del Dépor, clave en los años dorados del club, ha adoptado una postura que perjudica claramente a la masa social y al futuro más proximo que se avecina.
Sin fichajes, sin noticias reales sobre la actualidad y con problemas casi diarios a nivel institucional, el Dépor necesita un cambio, algo que ayude a generar una mínima ilusión al gran patrimonio de este club: la afición. La afición que apoyó sin cesar al equipo esta última temporada, la afición que despidió a los suyos tras el desastre ante la Real Sociedad con una ovación inmerecida, la afición que recorrió kilómetros para dar aliento a su equipo en cada campo del fútbol español y la afición que se enfrenta a la temporada más dura de las últimas dos décadas. Esa afición merece explicaciones de todo lo que está sucediendo. Mientras, seguiremos esperando pacientemente y sólo por el amor que está hinchada profesa a su escudo.