El centrocampista polaco no seguirá en el Deportivo tras no ofrecerle el conjunto herculino su renovación. ¿Hace bien la dirección deportiva en dejarlo marchar?
El caso de Cézary Wilk en el Deportivo lo podríamos tildar como curioso. El futbolista polaco llegó en verano de 2013 siendo un perfecto desconocido para la parroquia blanquiazul, pero que ha conseguido ganarse el respeto de la afición. Con 20 partidos en la 13/14 y 12 en la pasada temporada, el centrocampista no llegó en ninguna temporada a los 1.500 minutos pese a que su rendimiento ha superado siempre el aprobado las veces que lo han alineado.
Tanto es así, que en la actual temporada Wilk ha quedado en cuarto lugar con 18 puntos, estando por debajo de él hombres como Cavaleiro con 14. Tras finalizar su contrato con el Deportivo, Tino Fernández anunció que no se le hará una oferta de renovación al bueno de Wilk. Tras la renovación de Juan Domínguez, y teniendo en cuenta que en nómina hay jugadores como Álex Bergantiños o Celso Borges, las puertas se cierran para el rubio jugador.
Un futbolista que parece haberse ganado el cariño de la grada, pero que no ha terminado de convencer a Fernando Vázquez, Víctor Fernández o al propio Víctor Sánchez del Amo. Pero sí que lo hizo con Adrián Calviño quien le dedicó una columna de opinión que así terminaba: «Ahora llega el invierno, empiezan las lluvias y el barro, el frío y la desaparición de los volubles. Llega el invierno y entra ‘Diésel’ Wilk, que solo calentaba. Fuerte y decidido, amable y ambicioso, de porte y garra; luchador tenaz, incansable y percutor, solo le queda crecer. Como cuando se fue al Wisla. Como cuando desembarcó en la pequeña y acogedora Kielce. Pausado, callado, parece que siempre termina por imponerse. Wilk buscaba nuevo campo de batalla, nuevo hogar lejos de casa. Por suerte, lo ha encontrado en Riazor. Y lo ha hecho llevándose la adaptación por delante».
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