1. Como casi siempre, estuve con los usuarios comentando el minuto a minuto del encuentro entre el Eibar y el Deportivo. Antes de que el árbitro navarro Prieto Iglesias pitase el inicio del partido, comenté lo que significaría para el Dépor cualquiera de los tres resultados contra el conjunto de Mendilibar. «Perder sería meterse en problemas. Ganar sería sellar la salvación. Empatar sería un mal menor», dije entonces. Creo que tras el empate del Getafe contra el Valencia, el mal menor se ha convertido en un bien menor. Creo, y todo son suposiciones personales, que llegar a 39 puntos va a ser un mundo para Getafe, Sporting e incluso si nos ponemos para Granada, Rayo y Espanyol. Con que dos de esos cinco equipos no lo consigan es suficiente. Por tanto, el punto es bueno. Muy bueno.
También creen que el punto es bueno los protagonistas por sus declaraciones al término del encuentro. “Lo importante era no perder», dijo Fede. “El punto es positivo, estamos satisfechos», indicó Víctor. «Es un punto importantísimo en un partido que se nos puso cuesta arriba. Nos vamos con buen sabor de boca», explicó Laure. “Conseguimos sacar un punto muy importante, nos vamos contentos», expresó Sidnei.
2. No descubro América si digo que el Deportivo está mal, que los jugadores no responden como respondían hace cinco meses y que el equipo está en caída libre desde que el pasado 19 de diciembre vencieron al Eibar en casa. Hubo partidos que el Dépor mereció ganar (Valencia, Málaga, Betis, Rayo Vallecano…) y fases de determinados encuentros en las que dominaron a su rival. Pero ya no hay constancia ni regularidad. Son evidencias. Si antes la idea estaba perfectamente interiorizada previo al partido ahora se ven más dudas sobre el terreno de juego. Creo que el problema del Dépor atiende más a razones mentales que a razones físicas o futbolísticas. Si estos mismos jugadores eran capaces de desarrollar buen fútbol durante un amplio tramo de la primera vuelta es porque tienen la calidad para hacerlo. La confianza en ellos mismos se ha mermado, jugadores con tablas que ahora arriesgan menos por no fallar, extremos que no se atreven en el uno contra uno, egoísmo de cara a puerta…
3. También desde el banquillo se ha dado una sensación de descontrol en las últimas semanas. Lo que antes era previsible, ahora se ha vuelto imprevisible. En la primera vuelta el dibujo era siempre un 4-4-2 con otro delantero acompañando a Lucas o un 4-1-4-1 con Mosquera y Lucas representado a esos 1 (a excepción del encuentro en el Camp Nou). Y el estilo de juego bastante claro. Ahora un día son tres en el centro sin hombres puros de banda, aunque con un delantero específico para rematar centros. Otro día son dos en el centro pero el tercero en discordia -Bergantiños o Borges- acostado a una banda. Al día siguiente, sigue el delantero referencia pero ahora sí con extremos. Jugadores de la grada al once y del once a la grada, decisiones que pueden resultar injustas vistas desde fuera e incluso poca capacidad de autocrítica en manifestaciones públicas. Es una pena que el mejor entrenador de la primera vuelta esté entre los peores de la segunda.
4. En lo referente al partido, el Dépor volvió a salir con la cabeza en otra parte. Porque fue de cabeza en donde más problemas metió el Eibar a los hombres de Víctor Sánchez del Amo. Los blanquiazules volvieron a sufrir en las acciones de estrategia, una de las virtudes de este equipo tan bien trabajado por José Luis Mendilibar. En el gol de Adrián, hasta dos opciones tuvo el madrileño para rematar, la segunda a buen puerto. Los lanzamientos del bosnio -aunque internacional suizo- Hajrovic, sorprendente jugador de excepcional zurda, hacían temblar a Manu. Y el poderío de los Sergi Enrich, Ramis, Dos Santos y compañía exigían a los blanquiazules. Otro gol a balón parado.
5. Mencioné antes las pocas ideas del Dépor con balón y se hicieron evidentes en el primer tiempo de Ipurúa. Con 1-0 en contra, el conjunto herculino no era capaz de trenzar jugadas que le acercasen a la portería de Riesgo. Todo individualidades. Que si Lucas, que si Fede Cartabia… El único que pudo romper líneas, y no a base de pases, fue Sidnei, que se erigió en protagonista en la segunda parte. El brasileño rompió en un par de ocasiones varias líneas de presión del Eibar gracias a arranques de orgullo desde la retaguardia. Si arrinconó el Dépor al Eibar en su área fue a base de empuje. Poco fútbol y sobre todo muy pocas ideas.
6. Es el mejor jugador del Dépor del último mes y medio. De sus actuaciones individuales han dependido algunos de los puntos que ahora son tan importantes en la tabla. El rosarino Fede Cartabia se ha destapado en este tramo final de Liga y ha convertido la discontinuidad en virtud. Porque en banda aparece poco, pero cuando aparece suele ser determinante. El sábado pasado fue el mejor del Dépor con mucha diferencia.
7. En el directo del partido comenté que el Dépor desperdicia en cierta manera el potencial de Cartabia. En banda, se desgasta mucho con las continuas ayudas defensivas y suele coger el balón a 60 metros de la portería contraria. Creo que un jugador con esa capacidad de desequilibrio y ese buen manejo de balón en velocidad acercándolo al área potencias sus mejores competencias. Si en banda toca 50 balones, en el centro tocará 100. Revisando una entrevista que le hice al argentino el pasado 17 de diciembre, me reconoció que él toda la vida había sido mediapunta.
8. Un apunte tiene que ser para la afición. Y debería ser así siempre. Porque nunca fallan, aunque hayan visto una victoria en los últimos 19 partidos. Porque pierden tiempo y dinero por animar desde la grada, aunque luego sean decepciones. Porque siempre están ahí. Hoy quiero acordarme de nuestro fotógrafo Fernando Fernández y su hijo Miguel. De la Peña Manuel Pablo, de la Verín y de todas aquellas que estuvieron presentes. O de Basilio, que no para ni aunque llueva o nieve. Y como ellos muchos casos más que se hicieron 700 kilómetros para ver un insulso empate de su equipo. Los jugadores intentaron corresponder su esfuerzo regalándoles las camisetas.