¿Qué prisa hay? Eso es lo que me pregunto cada vez que escucho a Fernando Vázquez debatirse entre la razón de seguir con la terapia de rehabilitación del Deportivo, o la tentación de dejar que el enfermo se libere ya de toda prescripción ignorando el riesgo de recaída. El técnico de Castrofeito lleva varias semanas anunciando una «transformación» pese a lo bien que le está yendo al equipo, pero partidos como el del Albacete demuestran que el grupo todavía está lejos de poder valerse por sí mismo.
Porque, si lo analizamos fríamente, la inercia posiblemente sea lo único que explique el triunfo en el Belmonte. Los blanquiazules completaron una seria primera parte, pero incluso el gol que permitió tomar ventaja nos recuerda que el azar ha jugado un papel importante en esta reacción. Un rebote, una vaselina perfecta. Así lo definió Sabin.
El Dépor ha logrado salir del descenso siendo un equipo reactivo. Esperando a ver qué hacía el rival y sabiendo que para ganar tenía que ser efectivo porque iba a generar poco. Y lo está cumpliendo a la perfección. Al mismo tiempo también ha demostrado que de momento le cuesta tener el balón hasta para defenderse. Por lo menos tenerlo con continuidad. Demasiado miedo, demasiados fantasmas que aparecieron en una segunda parte en la que pisó el campo contrario por primera vez en el minuto 85.
Vázquez intentó introducir un verso suelto como Çolak en lo que estaba siendo un colectivo fiable. Y el turco es lo que siempre ha sido. Su gol y expulsión ante el Racing. Una moneda al aire que vive al margen del plan del partido. Que vive al margen del partido. Que maravilla cuando sale cara, pero que te deja al borde del abismo en las cruces. Si el de Castrofeito consigue domar al turco o, al menos, logra que el bien y el mal se equilibren, será otro milagro que apuntarle en su larga lista.
La quinta victoria consecutiva se cimentó en un sobresaliente Dani Giménez, primero, y en la fortaleza en el área después. Esas, y no otras, han sido las características que han devuelto a la vida a un conjunto que sigue siendo demasiado frágil para proponer nada. Y la desventaja que había hace que, mirándolo con perspectiva, el Dépor no haya hecho más que alcanzar a todos sus rivales, pero con muchos kilómetros de carrera por delante y sin garantías de volver a quedarse atrás. Así que no tengan prisa.