En verano de 2001, Emilio Amavisca fichó por el Deportivo, club en el que estuvo hasta el final de la temporada 2003-2004. En una extensa entrevista concedida a JotDown recuerda cómo fue su paso por A Coruña, cómo vivió el ‘Centenariazo’ y qué supuso tener a Arsenio Iglesias como entrenador en el Real Madrid.
Fue el descenso del Racing de Santander lo que hizo que Amavisca recalase en A Coruña. «Cuando bajamos tuve una conversación con el presidente y me dijo: «Mira, nosotros te hemos fichado para estar en Primera. En Segunda, imposible». Ahí apareció Augusto César Lendoiro, que pagó «lo mismo que ellos habían pagado al Real Madrid y me fui a Coruña».
Un Deportivo, que para el zurdo, era mejor que el que encandiló a España en 1994. «Aquí había campeones del mundo, ¿eh? Estaba Molina, Manuel Pablo en su mejor momento, Djalminha, Donato, Mauro Silva, Valerón, Diego Tristán, Pandiani, Makaay… era una locura. Hablamos de un semifinalista de la Champions. En los tres años que estuve, quedamos las tres veces entre los tres primeros y fuimos campeones de Copa».
Recuerda, además, lo que significó competir por un puesto en la banda izquierda con Fran. «Fran, que ahí era un auténtico ídolo, que no se fue a equipos más grandes —en teoría— porque no quiso… Pues, nada, lo que había hecho toda mi vida, a pelear. Era un tipo callado, por entonces. Me acuerdo de la primera vez que vino a jugar luego con los veteranos de la selección, que le dije: «Hijoputa, he hablado más contigo en una tarde que en tres años en el Depor» [risas]. Ahora que está ya relajado le tienes que decir: «Oye, Fran, calla un poquito, monstruo». Pero, en esos años, lo mismo hablé cinco veces con él».
También hubo tiempo de hablar de Djaminha. «Era brasileño total. Pura fantasía. Pura intermitencia. Si estaba motivado, era increíble. Si no, parecía que le daba pereza hasta jugar… Contra el Madrid hacía unos partidazos brutales, jugaba cuando quería, tenía una calidad tremenda. Mauro Silva y Donato tenían una mentalidad más europea, pero este era brasileño por completo. Donato estaba todo el rato con el «si Dios quiere», que daban ganas de decirle: «Joder, vamos a poner nosotros también un poquito de nuestra parte» [risas]».
Y es que Amavisca vivió una de las épocas doradas del Deportivo. «Fue un equipo que surgió casi de la nada. Fíjate luego el agujero económico que quedó ahí, porque es imposible en una ciudad así, con un estadio de veinte mil personas, pero, claro, ellos dirán «que nos quiten lo bailao». ¡Los jugadores que pasaron por ahí esos años! La mayoría de los equipos del mundo no podrían ni soñarlo, pero es que ni soñarlo».
El entrenador que tuvo Amavisca en el Deportivo fue Irureta, «campeón de liga con el Depor, semifinalista de Champions. En Santander, hasta que vino Marcelino, el mejor puesto histórico en liga. En el Celta, UEFA. En el Oviedo, UEFA también. Ha sido un hombre que ha sacado siempre mucho rendimiento. Y eso que era un tío muy normal, que tampoco hacía nada especial, pero no sé por qué, sacaba petróleo siempre«.
Los recuerdos del Centenariazo
Amavisca no jugó ese partido, pero sí que lo vivió como miembro del Deportivo, aunque lo vio con un rival. «Lo vi con Munitis, que estaba por entonces en el Madrid. Llegamos al estadio para jugar la final y de repente nos dicen que los que no van convocados no van a ir al palco, sino que se van con los aficionados. A mí me chocó muchísimo. ¿Cómo te vas a meter con los aficionados a ver el partido? El caso es que no fui. Me dije: «Bah, yo me conozco muy bien el estadio, sé dónde se puede ver», y cuando vi a Munitis se lo dije y nos fuimos a verlo juntos. Era una movida del Depor, para animar a nuestra afición o algo así. Estás cabreado porque no vas convocado y encima eso. Lo fui a ver con Pedro, a la carpa que tenían para los jugadores y sus familias, y ahí estuvimos hasta que ya le dije: «Pedro, lo siento, me voy a recoger mi trofeo» [risas]».
Un día que estará siempre en la memoria de los que lo vivieron. «Imagínate la fiesta. El día del centenario del Madrid, en el Bernabéu, todo preparado para ellos… pero es que el Deportivo tenía un equipazo. ¿Que te podía ganar el Madrid? Claro. ¿Que podías ganarle tú? También. Era muy fácil ir motivado a ese partido: les han preparado una fiesta, ¿no? Pues lo único que tenemos que hacer es ir ahí y reventar esa fiesta, ese era el objetivo. La verdad es que no estaba tan convencido como en la final de Champions, pero sí estábamos motivados. Es que nos habían faltado al respeto, ¡habían hecho una fiesta para que celebraran solo ellos!«.
La época de Arsenio Iglesias en el Real Madrid
Emilio Amavisca, además, vivió la época de Arsenio Iglesias como técnico del Real Madrid. «Arsenio llegó al Real Madrid y lo único que hizo fue sufrir. Él pensaría que era una ocasión única y que tenía que cogerlo, pero al poco de venir ya se dio cuenta de que se había equivocado. Yo creo que en los dos primeros meses de lesión, ni le vi. No se pasaba nunca por el servicio médico a vernos, y cuando empecé a entrenar en el campo fue cuando hablamos por primera vez. Aparte, tenía unas costumbres que en el Deportivo funcionarían bien, pero que en el Madrid, con esos jugadores que son medio dioses, pues es lógico que no funcionaran tan bien…«.
En esas costumbres, recuerda la de «tener la llave puesta en la habitación para que él pudiera entrar cuando quisiera, o que fuera sirviéndote él el vino porque solo se podía tomar una copa, o darte un trozo de pan porque solo se podía comer un trozo de pan. Eso en el Real Madrid no lo habían visto nunca y a la mayoría de los jugadores no les gustaba».