El pasado 8 de abril del 2015 un Córdoba que ya embocaba Segunda División tras una pobrísima temporada visitaba Riazor para asistir al enésimo ultimátum de la directiva presidida por Tino Fernández a Víctor Fernández, en aquel momento técnico del RC Deportivo.
El Dépor llegaba al partido tras caer derrotado en el Coliseum Alfonso Pérez y a solo un punto de los puestos de descenso que marcaba el Almería. El Córdoba, por su parte, era último a ocho puntos del propio conjunto herculino que marcaba la salvación. Para el final faltaban ésta y ocho jornadas más. Contra todo pronóstico el Córdoba, con un Fede Cartabia excelso en la mediapunta, dominó el choque de principio a (casi) fin.
Allí, mientras el público señalaba al banquillo, destacó un menudo delantero rumano, que fue el verdadero protagonista del partido y que la próxima temporada podría vestir la elástica blanquiazul. En el 58′ Florin Andone aprovechó un gran pase de Edimar para adelantar a su equipo. La acción es de una dificultad mayúscula, controlando el balón entre Sidnei y Luisinho y rematando a un lado ante la salida de Fabricio. 0-1.
Ya al final, cuando el Dépor más apretó a pesar de la expulsión de Luisinho, el rumano volvió a convertirse en protagonista, en este caso involuntario y negativo para sus propios intereses. Saque de esquina en el 86′ ejecutado por Haris Medunjanin salta Toché, que no toca, y el balón le pega en el pecho a Florin Andone que marca en propia puerta el 1-1. ¿Predestinado?
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