Segundo ‘match-ball’ superado para los de Fernando Vázquez. Celta y Mallorca es terreno recorrido, nada comparado con lo que espera ahora a la vuelta de la esquina.
1. Vino de la nada, tras seis años en el más absoluto ostracismo. Llegó cuando nadie creía, cuando una afición entera se resentía y disparaba hacia jugadores y presidente. A base de fe, trabajo, solidaridad e ilusión, Fernando Vázquez ha conseguido que hasta los más escépticos sueñen.
2. La de ayer no es una victoria más. PRemontas fuera de casa contra un rival directo y afianzas tu once tipo, tu once ideal para lo que queda de campeonato. Pocos serán ahora los que discutan el buen hacer de Juan Domínguez y Aythami, y prefieran poner a otros por delante de ellos.
3. Nos avisaba Jose Sanchís en la previa que el punto débil del Mallorca era el balón parado. Desconozco si miembros del Deportivo nos leen, pero está claro que aprovecharon esta circunstancia en el encuentro. En el segundo gol tocan el balón hasta tres jugadores blanquiazules dentro del área pequeña antes de que Marchena lo meta en la red.
4. Marchena se resarció del enorme fallo que cometió en el gol de Víctor Casadesús. Pasado de revoluciones el sevillano durante la primera parte, tras el descanso y gracias a la tranquilidad del tanto volvió al más alto nivel.
5. Espectacular el derroche físico del colombiano Abel Aguilar en el centro del campo blanquiazul. El particular ‘bicho’ del Deportivo mandó a su antojo durante los 90 minutos. Hizo y rehizo, robó y distribuyó. De diez.
6. Otro que está de dulce en el Deportivo es Sílvio. Tras su golazo en el derbi ante el Celta, ayer se sacó una jugada maradoniana de la chistera para empatar la contienda. Indiscutible su presencia en el once del conjunto herculino.
7. Para mi gusto, Ayza Gámez no estuvo del todo mal en el manejo del partido, pero no es suficiente si falla en jugadas puntuales que pueden decantar el marcador. Obvió una mano de Hutton en el área de Aouate y un fuera de juego clamoroso en el segundo gol local. Máxima precaución y disciplina, que nos estamos jugando mucho.
8. Han tenido que pasar 29 jornadas para que el Deportivo de verdaderos síntomas de unión y que se convierta en un equipo. Esta plantilla, que parecía muerta, ha resucitado. A los jugadores, no os rindáis.
9. Y para que no se rindan, la afición va a estar ahí. Contra el Zaragoza, Riazor será un hervidero. Más de 30.000 gargantas animarán a dos colores que merecen seguir en Primera. Pero ojo, que aquí juegan 11.