La derrota, la sensación de desasosiego, la probable recuperación de Carlos Marchena o la ya comprobada de Salomão, temas de interés de este análisis del partido de ayer en La Rosaleda.
1. La del Málaga fue una oportunidad perdida para los de Fernando Vázquez. Una bala desperdiciada en un duelo a muerte. Avisé en el análisis de la semana pasada que este era el encuentro más sencillo de vencer y no el del sábado, cuando nos jugaríamos los cuartos contra una Real Sociedad que arrasa por donde va. Al Málaga le servía un punto (o no, a espera de resolución) para entrar en Europa y al Dépor tres por estar en Primera el año que viene. Y no se notó quién tenía más necesidad.
2. Iturra le dio más paliza a Valerón que todo el plantel coruñés a los jugadores de Pellegrini. Parecía increíble cómo los Isco, Toulalan, Joaquín y compañía danzaban por el centro del campo sin apenas oposición. Sin que nadie dijese «aquí estoy yo» y mostrase qué equipo se estaba jugando la vida. Sin faltas o presión, no hay intensidad.
3. Y justo cuando alguien decide a dar un paso al frente, se equivoca de momento. Aythami rozó el esperpento y tomó una decisión clave en el partido. Derribar a un jugador en el minuto 45 cuando este se encuentra de espaldas a portería y sin líneas de pase claras. Sílvio remató la faena en el balón parado.
4. Por este motivo se antoja tan importante la recuperación de Carlos Marchena para el último partido de Liga. Marchena tiene eso: esa rabia que necesitan los partidos, esas patadas marcando territorio, esas tablas de un campeón del mundo. El central canario no las tiene. Pero Zé Castro tampoco.
5. Hay muchos jugadores que están fundidos. Riki, Pizzi, Valerón, el propio Sílvio… llegan a esta recta final de campeonato con poca gasolina. Además, Fernando Vázquez acostumbra a tardar mucho en hacer los cambios, lo que deriva en un equipo que se le nota que necesita refresco.
6. Intentaré ser algo positivo en los últimos puntos del análisis. Lo mejor del Dépor en La Rosaleda fue el regreso de un jugador que, por cierto, saltó desde el banquillo. Diogo Salomão tiene esa chispa que le faltan a los demás a estas alturas de la temporada. Su velocidad y desequilibrio pueden ser un arma para los ofensivos laterales del conjunto donostiarra.
7. Sé que lo habéis leído y escuchado en muchos sitios, pero lo volveré a repetir. Cualquier aficionado blanquiazul hubiese firmado después del partido contra el Granada estar en la última jornada de Liga dependiendo de sí mismo. Seamos consecuentes y suframos. Que venga lo que Dios (?) quiera.
8. Podría pasarme puntos y puntos hablando de lo que puede suceder. De los enfrentamientos, de los rivales que no se juegan nada, de los triples empates, de los dobles… pero luego dará igual. Una vez los árbitros piten simultaneamente el inicio de los partidos, quedarán atrás las hipótesis. Dejémonos de historias, el balón tiene que echar a rodar.