Daniel Aranzubia Aguado (La Rioja, 18 de septiembre de 1979) es uno de los que ha disfrutado cuatro derbis estando invictos. Desde la portería, vibró con el gol de Lassad en Riazor y con el de Borja en Balaídos. Tras su paso por el Atlético de Madrid, ha decidido colgar los guantes tras no encontrar ninguna oferta que le llenase.
Antes de nada, ¿qué tal los primeros meses de no estar en activo?
Bueno, ya son unos cuantos meses, el año pasado apenas jugué. Lo llevo bien, con tranquilidad. La gente me pregunta si lo echo de menos y de momento no mucho. Hay jugadores que lo pasan mal en los primeros meses, de momento estoy muy a gusto y espero que siga así.
¿Te acostumbras o todavía sientes el gusanillo de estar en un estadio lleno?
Es lo que hice toda la vida y es cierto que puede haber cierta añoranza en el momento de ver partidos en la tele. En líneas generales estoy bastante tranquilo, asumiendo la nueva situación
El sábado toca derbi, ¿qué es lo primero que se te viene a la cabeza al pensar en un Dépor – Celta?
En mi primer derbi me sorprendió que la gente estaba expectante a que saliera el calendario para ver cuándo era la fecha de los derbis. En el Athletic había jugado varios, pero no estaban tan expectantes, la gente estaba impaciente por ver si se jugaba primero en Coruña o en Vigo. Ahí me empecé a dar cuenta de cómo se vivían los derbis en Galicia. Luego pude disfrutar algunos y ya pude ver que se viven con mucha intensidad.
¿Qué semejanzas y diferencias tienen el derbi vasco y el gallego?
El derbi vasco ha pasado por etapas. La primera vez que fui convocado en Primera tenía 17 años y fue un Real Sociedad – Athletic. Estaba en el juvenil, se habían lesionado los del filial y estaba en una nube. En aquellos momentos hacía poco que la Real había fichado a Etxeberría, las relaciones se habían roto y los derbis eran muy intensos, con mucha tirantez. Recuerdo la llegada en el bus que nos tiraron piedras, la entrada en los vestuarios… Esos primeros derbis vascos sí que tenían mucha adrenalina. Las relaciones se fueron normalizando y poco a poco se han ido suavizando. Ahora es un partido bonito y especial, pero entre las aficiones no hay ningún tipo de problema.
Los pocos años que he disfrutado de los de Galicia sí que son muy intensos. Las aficiones tienen mucha rivalidad. No sé si años atrás había más o menos, pero estos años la intensidad se transmite al jugador, se palpa y hay muchas ganas de ganarlo.
Si tuvieras que elegir, ¿con qué derbi te quedas?
Con los dos partidos del año en Segunda. En el de Balaídos, era un momento de la temporada que el Celta estaba por detrás, ganando nos despegábamos de ellos. De hecho, nos costó conseguir el ascenso ya que ellos no volvieron a fallar. Fueron dos derbis muy bonitos. En Primera los dos equipos estábamos en la parte de abajo. Se viven igualmente con mucha intensidad, pero es mayor cuando los dos equipos van bien.
13 de noviembre de 2011. Aranzubia bajo palos, Lassad marca un golazo en el minuto 84 que supone el 2-1 en el derbi. ¿Cómo se celebró esa victoria en el vestuario?
Ellos nos empataron y en la segunda parte estaban mejor. La inercia del partido hacía que fueran ellos los que estaban más cerca de marcar el segundo. Ahí fue cuando llegó el zapatazo de Lassad. No son finales, pero son partidos muy esenciales. No tiene la misma trascendencia ganar tres puntos que ganar un derbi, la felicidad es mayor. En el partido de Balaídos, más si cabe. En la primera parte fuimos superiores, en la segunda ellos mejoraron y consiguieron empatar. Cuando mejor estaban, conseguimos ese gol.
Además un gol de Borja, al que se le había acusado de celtista…
Borja siempre había tenido ese handicap. Pero lo dio todo por el Depor, rindió fantásticamente bien. Fue uno de los artífices de la vuelta a Primera.
En la 12-13, un empate en Balaídos y un 3-1 en Riazor. Estás invicto contra el Celta.
Debería volver sí (risas). Ese año, a pesar de que es en Primera, por los momentos que se jugaron los partidos y por la clasificación eran partidos especiales, pero no tanto como en Segunda que estábamos los dos arriba y la importancia era mayor.
En tu llegada al Deportivo coincidiste con un joven Fabricio. ¿Qué recuerdos tienes de él?
Llegué en una situación rara. Aún estaban Aouate y Munúa, también estaban Fabricio y Manu. Entrénabamos cinco porteros, hasta seis con los del filial y era una situación nueva para mí. Ahí Sambade tuvo mucho mérito, consiguió que todos los días entrenásemos bien y a pesar de que Gustavo y Aouate tenían sus tiranteces, no las mostraban con nosotros. Fabricio, Manu y yo estábamos encantados. Ellos eran jóvenes, yo tenía experiencia, pero tanto uno como otro tenían muchas cualidades y muchas ganas de trabajar, que a esas edades de lo fundamental.
Y también estuviste dos temporadas con Germán Lux. ¿Qué destacas del argentino?
Germán llevaba varios años en Mallorca, quizá no había tenido una oportunidad de ser titular varios partidos seguidos. En el Dépor, en el momento que la ha tenido tanto en Segunda como este año, ha demostrado que está capacitado para defender la portería. El año pasado quizás se le tachó de culpable de un mal inicio, pero yo creo que él no tenía ninguna culpa. Cuando un equipo encaja goles siempre se mira atrás y se decidió cambiar de portero. Luego es verdad que Fabricio coincidió con la mejora del equipo y al mismo tiempo es verdad que estuvo a un gran nivel.
Cambias el Dépor por el Atlético, donde apenas has tenido minutos. ¿Te planteaste alguna vez que tu carrera hubiese sido más larga si te hubieses quedado en Coruña?
Me hubiese quedado en Coruña encantado, pero la situación económica no lo permitía. Había determinados jugadores que teníamos que salir sí o sí. Estoy contento de haber jugado en el Atlético, de haber vivido la experiencia, pero si ese año el Dépor lo hubiese querido, me hubiese quedado muchos años. Pasó lo que pasó y estaba entre los que teníamos que salir.
¿Hubo algún contacto para tu vuelta?
No, hubo un intento por mi parte. En verano, viendo que las cosas que tenía eran de fuera y no me convencían, me ofrecí al Deportivo. Era el mes de agosto, necesitaban fichar a varios jugadores y tenían la portería cubierta. Me ofrecí encantado de volver a jugar en Coruña y ayudar en lo que quisieran, pero no lo creyeron oportuno.
¿Cuáles son tus planes de futuro?
Acabo de llegar a Bilbao. De momento, aterrizando. Es una nueva ciudad, supongo que este año sacaré el curso de entrenador, aunque no quiere decir que vaya a ejercer ni que me vea capacitado para hacerlo. Sacaré los títulos de entrenador de la Federación y luego ver un poco qué oportunidades o qué opciones me van saliendo.
En Coruña coincidiste con Lotina, Oltra… ¿pero qué opinas de los técnicos jóvenes como Víctor Sánchez del Amo?
Están haciendo las cosas muy bien. Son varios con el perfil de entrenador que ha sido jugador hasta hace poco, están muy bien preparados y están dando resultados. Víctor cuando llegó parecía un desconocido, solo había sido segundo entrenador con Míchel. Le dan la oportunidad de coger un equipo y consigue salvarlo. Este año se ha hecho una gran plantilla y él le ha dado un carácter y un estilo al equipo que tiene muy buena pinta.
Ayer estuve hablando con Sambade, quien me comentaba que disfrutaba mucho en el día a día entrenando contigo.
Yo también disfrutaba. Estando en Bilbao ya me hablaban de Sambade como un grandísimo entrenador. Estuve los cinco años en Coruña encantado con él, aprendí muchísimo. Yo creo que es uno de los culpables del rendimiento que tuve estos años en el Deportivo. Me alegro de que diese ese salto de calidad al fichar por un gran club, hacer un gran contrato y saber que es deportivista hasta la médula. Me alegro de que tenga la carrera profesional que se merece. Es uno de los mejores o el mejor como entrenador de porteros.
Se están dejando ver varios ex por Riazor. ¿Te animarás tú a ir por el estadio?
Sí, seguro. Esta temporada no he ido todavía pero lo haré seguro. Además del cariño que le tengo al equipo, tengo muchos amigos en Coruña.