No necesitan presentación para la afición blanquiazul, pero ‘Adelante’ les trata como un rival más aunque la historia herculina esté plagada de complicadas batallas ante el equipo celeste. El equipo de la Citröen, que alcanzó cimas a final del siglo pasado con Mostovoi como eje central de las ilusiones, llega a Riazor, con Paco Herrera en el banquillo, con el objetivo de seguir sumando para volver a Primera.
El Celta llega a A Coruña para disputar el que se espera que sea el derbi más apasionante de la última década. Los vigueses viajan a Riazor con la moral por las nubes, tras haber encadenado cuatro victorias consecutivas. Acompañado de su afición, el conjunto celeste querrá asaltar el estadio herculino tal y como hizo hace cinco años, pero enfrente estará un Deportivo que afronta el clásico gallego con la intención de recuperar las buenas sensaciones y volver a engancharse a los puestos de cabeza.
El ‘míster’. Paco Herrera. Carácter y decisión para consolidar el proyecto.
Desde su llegada, el técnico catalán ha sabido manejar a la perfección al conjunto vigués. Partiendo de la base de la cantera impuesta por Eusebio y por las dificultades económicas, Herrera ha construido un equipo sólido, equilibrado en todas sus líneas y con un gran potencial ofensivo. Criticado durante el verano por no contar con Trashorras, el tiempo le ha dado la razón y la llegada de hombres como Orellana o Bermejo -por petición expresa del entrenador- han mejorado el nivel del Celta.
Ser el ayudante de Rafa Benítez en el Liverpool le ha ayudado a crecer como preparador y, desde ese momento, su carrera ha estado plagada de éxitos. Ahora, Herrera busca dar el mejor colofón a un proyecto que se ha fraguado durante varios años con el claro objetivo de volver a Primera División. Por el momento, su idea de tratar bien el balón y de matar a la contra han aupado al Celta a las primeras posiciones. Si es capaz de solucionar la irregularidad de la temporada pasada, el conjunto olívico tendrá todas las garantías para volver a la máxima categoría.
El ‘crack’. De Lucas. Veteranía y calidad capaces de desequilibrar un partido.
El extremo se ha convertido en uno de los futbolistas más determinantes de la categoría de plata del fútbol español. Dispone de velocidad, regate y buen manejo de balón lo que, acompañado de su veteranía, hace que sea un peligro para cualquier lateral. Por otro lado, De Lucas -al igual que Orellana y Aspas- cuenta con el arma del balón parado para desatascar los encuentros más complicados, por lo que los de Oltra deberán estar precavidos de no cometer infracciones al borde del área. Sin duda, Ayoze tendrá una dura papeleta el domingo, pero el Deportivo tendría mucho ganado en caso de poder frenar al de Hospitalet.
El dato. El mejor ataque de la Liga Adelante. Promedia casi dos goles por partido.
El Celta ha conseguido anotar 23 goles en 12 encuentros y es el conjunto más anotador de Segunda División. De Lucas, Orellana, Bermejo… Los vigueses disponen de mucha dinamita y cualquiera de los tres hombres de arriba puede ver puerta con facilidad. Además, Iago Aspas y David Rodríguez ya han anotado ocho y cinco goles respectivamente. El delantero de Moaña se encuentra en una forma espectacular y ha conseguido marcar en las últimas cinco jornadas.
Un momento histórico. Temporada 1998-1999. Cuando el Celta enamoró a España.
Se dice muchas veces que lo importante no es el destino, sino el camino que hay hasta llegar a él. Y aunque la amargura y la decepción suelen ser las sensaciones predominantes cuando una maravillosa trayectoria concluye de forma gris, el tiempo le da la razón a la sentencia anterior. Porque la temporada 1998-1999 finalizó con un quinto puesto que no permitía al conjunto vigués disputar la máxima competición continental, aunque ello no hace que el aficionado celeste olvide lo logrado por su equipo. Con un juego combinativo y alegre, el Celta realizó una gran temporada, e incluso llegó a la recta final de Liga con opciones de victoria. Un joven Víctor Fernández era el ideólogo de un conjunto que se ganó el cariño de la afición española y que contaba con jugadores como Mostovoi, Mazinho, Makelele, Michel Salgado, Dutruel o Djorovic. También lo hizo bien en Europa, eliminando a equipos de la talla del Liverpool.
Una leyenda. Aleksandr Mostovoi. El ‘Zar’ que dibujaba los sueños.
La hinchada celeste se divide, casi a partes iguales, entre la que considera que Mostovoi es el mejor jugador de la historia celeste, y la que considera que lo es Mazinho. Es casi una cuestión filosófica. Unos prefieren el orden y la constancia del brasileño que mantenía equilibrado al equipo desde el centro del campo, y otros se decantan por la magia que transmitía el mediapunta de San Petersburgo. Sus botas guiaron las aspiraciones del Celta desde 1996 hasta 2004 y de su inspiración dependía el estado de ánimo de su afición. Atacante con gran visión de juego y llegada al remate, Balaídos aún corea su nombre. Su rivalidad con Djalminha elevó la dimensión de los derbis gallegos entre el Celta y el Deportivo.
Una curiosidad. Citröen. Tres décadas de fidelidad.
La relación que une, en el mundo del fútbol, a un patrocinador y un equipo es una cuestión meramente interesada. La fidelidad no existe en ninguno de los dos sentidos. En estas circunstancias, es especialmente curioso el caso del Celta y Citröen, la marca francesa de coches con una enorme planta de producción en Vigo. Desde 1985, Citröen ‘viste’ en la camiseta celesta de forma ininterrumplida. Es un caso único en el fútbol español -la zamarra Celeste nunca ha anunciado otro patrocinador- y, probablemente, también en el balompié europeo. Incluso el Director General de la fábrica reconoció en más de una ocasión que su relación con el Celta era más una cuestión de sentimiento que de fidelidad.