‘Adelante’ digiere los turrones vacacionales con el Xerez CD, que llega con una leyenda del club, Vicente Moreno, como nuevo inquilino del banquillo, que compartió zaga con Aythami en el histórico año 2009. El del ascenso. Capi es el nuevo líder de una afición, que todavía añora la figura de Sanabria.
El Xerez llega a Riazor con ánimos renovados tras el triunfo de la última jornada ante el Cartagena. Con Vicente Moreno a la cabeza, el equipo ha recuperado la ilusión y las ganas de competir en una categoría marcada en la que para tener éxito hay que ser muy regular, una cualidad que en Chapín ha brillado por su ausencia desde el inicio de la presente campaña. El técnico azulino ya aseguró que no viajan a A Coruña para defender, sino para buscar una victoria balsámica.
El ‘míster’. Vicente Moreno. Ídolo como jugador, esperanza como entrenador.
El valenciano ha vivido una curiosa historia en el Xerez al dar el salto de futbolista a entrenador del conjunto andaluz en menos de un año. Tras la destitución de Juan Merino en la jornada 16 debido a los malos resultados, Moreno ocupó el puesto de entrenador de manera provisional, aunque la victoria por 3-0 ante el Cartagena en la última jornada y el apoyo de la totalidad de la plantilla hicieron que la directiva le diera su confianza hasta final de temporada.
El Xerez vive una situación complicada en el plano económico -está en Ley Concursal y unos inversores planean comprar el club- y en el deportivo. La reestructuración de la plantilla ha sido casi total y la contratación de un nuevo técnico en verano ha impedido que, hasta el momento, el equipo azulón sea competitivo. Con Moreno, los andaluces esperan recuperar esa solidez necesaria para ganar partidos en la categoría de plata y perder la irregularidad que los ha caracterizado durante lo que va de curso 2011-2012. Por otro lado, el preparador de 37 años busca mejorar el pobre juego -en ocasiones demasiado defensivo- que ha desarrollado el equipo hasta el momento, una mejoría que ya fue palpable en el último choque antes de Navidad.
No hay duda. La plantilla, la directiva y la afición están contentos con su nuevo ‘míster’, del que esperan que sea capaz de reconducir una situación muy complicada.
El ‘crack’. Capi. Lucha y calidad en un enganche con total libertad.
El futbolista andaluz es uno de los pocos que ha mantenido en el esquema Vicente Moreno tras auparse con el puesto de primer entrenador. A sus 34 años, todavía no ha perdido esa calidad en el pase y la capacidad de asistir de manera soberbia a sus compañeros que tantos éxitos le brindaron en su larga etapa en el Betis. Además, su talento no le impide ser un jugador de garra y Capi pelea por cada balón como si fuera el último. Con total libertad para moverse en la zona de ataque, ha encontrado en el atacante Íñigo Vélez el socio perfecto para desarmar las defensas rivales. Ambos realizaron un sensacional partido en última victoria ante el Cartagena y, junto a José Mari, se auguran muy importantes para el futuro reciente del Xerez.
El dato. Necesitado de buenos resultados. Cosechó dos victoria en las últimas doce jornadas.
El equipo azulino se enfrentará al Deportivo con la única intención de llevarse la victoria para eludir los puestos de descenso, de los que está solamente a dos puntos. Esta mala clasificación la han propiciado los malos resultados que el Xerez ha cosechado en los últimos partidos, y su racha es de dos victorias, cuatro empates y seis derrotas en las últimas doce jornadas. Lejos de su Chapín sí que han registrado buenos números y han conseguido las mismas victorias -tres- que el conjunto herculino.
Un momento histórico. 13 de junio de 2009. Abrir las puertas del cielo.
En 67 años de historia, el Xerez nunca había jugado en la máxima categoría del fútbol nacional. Se tenía que conformar con ver como el eterno rival, el Cádiz, le robaba todo el protagonismo. Pero en aquella temporada 2008-2009, el Xerez firmó una espectacular campaña con Esteban Vigo y la ‘actuación MVP’ de un ex deportivista, Momo, y la importante ayuda de dos jugadores cedidos por el Deportivo, Álex Bergantiños y Aythami. Después de mantenerse con continuidad en los primeros puestos, el día mágico para la ciudad fue el 13 de junio, cuando el Xerez ascendió matemáticamente después de ganar 2-1 al Huesca. Fue la puerta que abrió el cielo para la afición azulina; un cielo del que solo pudieron disfrutar un año, tras su descenso en la siguiente campaña.
Una leyenda. Dante Sanabria. Desde Argentina.
Antes del ‘boom’ en el desarrollo de las tecnologías de la comunicación que supuso la última década del siglo XX, ‘cruzar el charco’ era una gran aventura para los futbolistas sudamericanos. Llegaban a Europa como completos desconocidos y no sabían si las promesas realizadas al otro lado se mantenían vigentes una vez llegados al Viejo Continente. Esta complicada situación desembocaba a menudo en sorpresas para clubes pequeños, con acceso a jugadores con ese ‘algo especial’. Es el caso de Dante Sanabria, argentino, considerado por muchos como el mejor jugador de la historia azulina. Vistió la camiseta del Xerez desde 1987 hasta 1989, aunque antes ya lo había hecho en el Hércules y en el Sevilla. Un jugador de esos capaces de levantar al estadio con un regate, de acumular toda la atención del estadio cuando el balón llega hasta él, de ser capaz de definir ante el portero con el recurso más inesperado. Con él, cuentan, el Xerez jugó mejor que nunca.
Una curiosidad. Temporada 1988-1989. El equipo que no subió… ¿porque no quiso?
Nunca había estado tan cerca el Xerez de ascender a Primera División como en la campaña 1988-1989, cuando Dante Sanabria era el ’10’ de los azulinos y José Antonio Irulegui -que se estrenó en el banquillo del Dépor- era el técnico de los azulinos. Tras una primera mitad de temporada espectacular, el Xerez era uno de los más serios candidatos a jugar la siguiente temporada en la máxima categoría. Pero la ilusión se quedó en nada, tras un final lleno de malos e inesperados resultados. El crack argentino, apenas un mes después de finalizar la temporada y abandonar el equipo, apuntó duramente hacia la figura del preparador vasco como responsable del fracaso, insinuando que había recibido órdenes de la Directiva, que no veía viable la opción. Sin saber, lógicamente, el grado de verdad que contiene esta afirmación, lo que sí es cierto es que el Xerez atravesó esa segunda mitad de temporada por multitud de problemas internos, con un vestuario dividido en torno a su entrenador.