El argentino ha regresado hoy a los entrenamientos de manera voluntaria, un ejemplo más de lo importante que ha sido y es para el Deportivo tanto dentro como fuera del campo.
Diego Colotto, sereno en el campo y fuera de él, es uno de los ídolos del deportivismo gracias a su regularidad en cada partido y a su compromiso con el club. El central demuestra cada día el respeto que se ha ganado de la grada a base de trabajo y más trabajo, y hoy ha decidido volver a los entrenamientos de manera voluntaria, a pesar de que el regreso oficial de la plantilla herculina estaba previsto para el día 2 de enero.
También se está ejercitando de manera voluntaria, éste desde ayer, Bruno Gama, con la intención de no recaer de la lesión sufrida en pretemporada. Junto a ellos entrenan Xisco y Riki -recuperado de sus molestias en la cadera derecha-, aunque estos dos lo hacen por petición expresa del club. La incorporación de Colotto es solo un reflejo más de lo sustancial que es el ‘19’ en la estructura y en el vestuario coruñés, un privilegio que para él nunca ha sido gratuito.
Un reconocimiento ganado a pulso
El actual juego del argentino dista mucho del de aquel futbolista que con 27 años se estrenó con la casaca blanquiazul en un desastroso partido en Bergen contra el Brann (2-0), en el que el defensa albiceleste cometió un penalti en el minuto 20. A pesar de las inseguridades iniciales, el de Río Cuarto siempre ha preferido hablar en el campo. En esa eliminatoria frente al conjunto noruego pasó de villano a héroe, al conseguir los dos tantos de la remontada en el encuentro de vuelta. Poco a poco se ganó la confianza de Miguel Ángel Lotina hasta convertirse en indiscutible en la temporada 2009-2010.
Con la llegada de José Luis Oltra las cosas no han cambiado y el jugador de 30 años, que anotó el primer gol herculino en Segunda División, es una de las vértebras fijas que articulan el funcionamiento del equipo. Colotto sabe suplir su falta de velocidad con concentración, buena colocación, gran juego aéreo y mucha entrega. La decisión de quedarse en el club el verano pasado lo encumbró como uno de los preferidos de Riazor. Ahora, el ascenso es el que puede marcar su futuro, un futuro que decidirá cuándo termine la temporada.