Hoy quiero que esta columna no posea la carga negativa de los últimos episodios. Dicen, que en los peores momentos, regocijarse y castigarse en ellos no hace más que aumentar la herida. Por eso quiero quedarme con lo más positivo que dejó el partido de ayer en Riazor.
Hoy quiero que esta columna no posea la carga negativa de los últimos episodios. Dicen, que en los peores momentos, regocijarse y castigarse en ellos no hace más que aumentar la herida. Por eso quiero quedarme con lo más positivo que dejó el partido de ayer en Riazor. Me quedo con el empuje del equipo, las ganas de lograr los tres puntos y dedicárselos a la sufridora afición, los mensajes que salen del vestuario y hasta la decisión valiente de Oltra de situar a Germán Lux en el once titular.
La decisión de cambiar en la portería es una de las más complicadas que debe tomar un entrenador. Admiro a Dani Aranzubia y todo lo que ha aportado y aportará al Dépor mientras defienda este escudo, pero no es menos cierto, que las últimas actuaciones invitasen a un cambio. Lux se lo ha ganado a pulso. Sin protestas, sin malos gestos, con una renovación en verano a pesar de las complicaciones y con buenas actuaciones en Copa. Ayer Lux fue decisivo con una doble parada cargada de mérito. La demarcación de portero es una de las más comprometidas dentro de una plantilla. No es fácil sentar al hombre al que has otorgado tu confianza en una posición tan concreta como la portería.
Deseo que esta situación tenga un efecto rebote en el vestuario. Es el momento para que los hombres que cuentan con menos minutos den un paso al frente y pongan las cosas difíciles al entrenador. La situación no es sencilla, y el equipo necesita reaccionar. A pesar de los errores que haya podido cometer el entrenador blanquiazul, apenas hay lugar para el reproche. Intensidad, ocasiones y constancia en busca de un gol que no llega.
No perder la fe se antoja un aspecto a la hora de afrontar este decisivo tramo de la temporada. Un buen amigo futbolista solía decirme a menudo que, en el fútbol, al igual que en la vida, el aspecto mental juega un papel fundamental. Un jugador con la confianza plena en sí mismo es diez veces mejor jugador que con ansiedad. Confiar en tiempos difíciles es lo que nos queda en este momento.