A un mes del comienzo de la competición, las dudas crecen en torno a la plantilla del Dépor, de cara a una temporada difícil y exigente para José Luis Oltra. La llegada de André Santos se antoja un escaso bagaje, a 30 días de que Osasuna se plante en Riazor.
La falta de fichajes se anestesia con la ilusión desbordante de la afición deportivista. Un año más, la hinchada muestra la cara más positiva de un club con dificultades económicas. Más de 19.500 socios a estas alturas de verano es un dato que refleja la calidad de una afición consciente de la importancia que entraña mantener la categoría. La grada ya ha superado las expectativas, y ahora sólo falta que Augusto César Lendoiro conforme una plantilla a la altura de las circunstancias.
El presidente se muestra optimista. La alianza con Jorge Mendes debe significar la llegada de jugadores interesantes a Riazor. Pero cierto es que la falta de fichajes, unido al constante baile de rumores, genera una sensación de cierto desaliento.
Cuando llega una situación de esta índole, me interesa analizar al protagonista. Augusto César Lendoiro es la persona que colocó al Dépor en la élite del fútbol europeo. Una gestión que se alarga durante tanto tiempo atraviesa por diferentes momentos. Sin embargo, hay que tener confianza en el máximo mandatario y creer que acertará en la elección de los jugadores que llegarán. Además, una gran cantidad de equipos de Primera División se encuentran en una situación similar. Muy lejanos quedan aquellos tiempos en el que los clubes afrontaban inversiones millonarias en pleno mes de junio o julio.
Mientras aguardamos con impaciencia las llegadas, debemos sentir un orgullo muy grande con la respuesta de la afición, que nuevamente jugará un papel importante a lo largo de la temporada. La hinchada no marca goles, pero es capaz de levantar y apoyar al equipo en los momentos más duros. Será una temporada larga y complicada, pero el Dépor ha regresado a la élite y lo hace para mantenerse en ella durante mucho tiempo.