160 kilómetros a través de la AP-9. No es tanta la distancia que separa A Coruña y Vigo. No si se atiende a las carreteras y los mapas de viaje, así como tampoco varía un ápice en lo referente a lo emocional de un derbi. Y hay quien ha tenido la oportunidad de vivirlo enfundado en ambas camisetas. Privilegio o condena, la historia de los vis a vis entre Deportivo y Celta señala que, bien como entrenador o como jugador, la posibilidad de cruzar la línea enemiga en dirección norte o sur sólo demanda ser capaz de dar el paso. Y, evidentemente, digerirlo.
Hay quien directamente alude a Goran Djorovic -y, cómo no, a su traspaso-. Otros lo hacen a Mariano Hoyas. No obstante, fue un histórico como Pahíño uno de los primeros en convertirse a la causa rival. Eso sí, no de forma directa. El estupendo goleador pontevedrés se inició y despuntó en el conjunto olívico a mediados de los 40, maravilló con el Real Madrid y, ya con 30 años, decidió volver a Galicia. Sin embargo, no puso dirección a Vigo, sino a Riazor. Allí se gustó durante tres campañas antes de marcar rumbo a Granada, donde finalizó su carrera tras once temporadas casi consecutivas superando los catorce goles por curso.
Ni la condición de leyenda que muchos le otorgaban libró a Pahíño de la crítica y cierta incomprensión de la hinchada celeste, que sí recibió de buen grado la incorporación de otro clásico del fútbol gallego varias décadas después. Vicente Celeiro recaló en Balaídos dos años después de haber salvado sobre la bocina al eterno rival en un partido a vida o muerte ante el Racing de Santander. Y lo hizo tras toda una vida en las filas de la escuadra herculina.
«Al principio no piensas en las consecuencias o las hostilidades que vendrán«, explicó recientemente Celeiro a Riazor.org. Fue poco después, durante un partido de pretemporada disputado por ambos equipos en 1989, cuando alcanzó a entender en cierto grado las dimensiones de su decisión. «No fui muy bien recibido. En parte, porque casos como el mío existen pocos. Me crié casi desde los 15 años en las categorías inferiores del Dépor y el cambio fue drástico», detalló el vilalbés.
Celeiro permaneció dos temporadas en Vigo, donde no llegó a disfrutar de continuidad pero sí del calor de la hinchada local. «Venía de ser uno de los jugadores más carismáticos para la afición del Deportivo. Sin embargo, el recibimiento del rival fue espléndido. Me llamaban Vicente ‘el del Coruña’ y, para lo poco que jugué allí, siempre me apreciaron mucho. En parte, ese fue mi consuelo durante el tiempo que estuve en el Celta», apuntó el exfutbolista lucense, que verá el encuentro de este fin de semana a través del televisor. «No dispongo de mucho tiempo estos días y no podré ir a A Coruña. Pero estoy seguro de que será un buen espectáculo».