El dorsal número 7 del club herculino parece haberse convertido en una perfecta metáfora del recorrido del equipo en la última década. Desde Roy Makaay hasta Antonio Núñez muchas cosas han cambiado en el Depor.
Fabián Bouzas | A Coruña
Como símbolo de la progresiva decadencia y de la pérdida de talento de la plantilla del Deportivo de La Coruña, el dorsal número 7 del club blanquiazul parece haberse convertido en una perfecta metáfora del recorrido del equipo en la última década. Desde Roy Makaay hasta Antonio Núñez, muchos jugadores han vestido la zamarra blanquiazul con el ‘7’ a la espalda, pero pocos fueron los que estuvieron a la altura de un número que otrora portó el único bota de oro en la historia del club.
Aquella majestuosa temporada 2002-2003 en la que Rudolphus Antonius ´Makaay´se erigió como el máximo goleador de toda Europa con 29 goles, fue también el momento de mayor esplendor de un jugador unido a un dorsal herculino, el número 7. Desde entonces, la historia de este número se circunscribe sobre una curva descendente si nos atenemos al rendimiento de los futbolistas que lo portaron.
Pese a ello, el primer heredero del dorsal tras la marcha de Roy Makaay trató a toda costa de impedir cualquier añoranza del holandés y, durante una temporada, Walter Gerardo ´El Rifle´ Pandiani lo consiguió. Y lo hizo a base de goles que forjaron los sueños de todo el deportivismo. Era la temporada 2003-2004 y, más allá de sus 7 goles en Liga, el delantero charrúa se empeñó en demostrarle a Europa su categoría: lo hizo en Eindhoven, logrando un tanto que certificaba el pase del Dépor a los octavos de final. También lo hizo en Turín, dejando en evidencia a una eminencia en rudeza y veteranía como Paolo Montero. Y, por supuesto, también en Milán, marcando un gol en San Siro que acabó siendo clave en la eliminatoria e iniciando la madre de las remontadas en el mítico 4-0 de Riazor.
Tras la marcha de Pandiani de la entidad gallega, su testigo lo recogería un compatriota que jamás pudo siquiera acercarse a los registros del Rifle: Sebastián Taborda. El nuevo fichaje, petición expresa de Caparrós, portó el dorsal durante una temporada, la 2005-2006 en la que solamente marcaría un tanto. Durante los dos años siguientes sería otro delantero centro el que eligiese el número 7, Rodolfo Bodipo, quien apenas unos meses después de elegir dicho dorsal acabaría destrozándose los ligamentos de su rodilla. En verano de 2008, el canterano Adrián López ´Piscu´ sería el siguiente en elegirlo en una campaña en la que el jugador de As Pontes apenas disputó nueve partidos.
Los dos años siguientes, el ‘7’ fue para Lopo, un número con el que el zaguero catalán acabaría jugando su último partido en el club herculino, el que además certificaba el descenso del Dépor ante el Valencia en el año 2011. El último jugador en portar el dorsal 7 fue Saúl Fernández, que lo hizo en la 2011-2012 y en la 2012-2013, dos temporadas en la que el jugador tuvo una participación testimonial en el equipo. Para este curso, Antonio Núñez ha acabado recogiendo el testigo de un número empeñado en declararse en rebeldía desde que un holandés lo elevase a los altares mediáticos.