En Riazor todavía se recuerdan los goles de Diego Tristán. Un delantero talentoso, capaz de desaparecer durante todo el partido y en una fracción de segundo desnivelarlo con una genalidad. Un hombre que desde la Algaba, fue capaz de hacer suplente al mismísimo Roy Makaay.
Un delantero al que el Real Madrid descartó por unos nefastos informes, pero al que Augusto César Lendoiro convenció para enrolarlo en sus filas. Un futbolista que podía ser tanto odiado como amado, pero que sin duda dejó muchas tardes de gloria en la ciudad herculina. De hecho, muchos todavía suspiran por el que pudo haber sido uno de los mejores delanteros de la historia de España, «si él quisiera», suspiran.
Cierto es, si esa «cabeciña» hubiese estado más asentada, quien sabe qué hubiese sido de Diego Tristán. Pues si al magnífico delantero, que en su día se ‘tatuó’ en la cabeza su dorsal 9 cuando todavía no se habían puesto de moda los peinados de Sissoko, se le vio hace unos meses en Riazor disfrutando de un partido del Deportivo en directo desde uno de los palcos, ahora se ha convertido en noticia por una imagen suya jugando un partido amistoso.
Y es que en ella se ve a un Diego Tristán al que no le han sentado excesivamente bien el paso de los años. A un Diego un poco pasado en kilos, que recuerda a aquel Maradona que pese a su barriga seguía dejando sin cintura a sus rivales. Juzguen y vean.
Entrenador del Atlético Algabeño
Y es que Diego sigue ligado al mundo del fútbol, como entrenador del modesto Atlético Algabeño. De vez en cuando se le pued ever vestido de corto con los veteranos del equipo de fútbol de la Algaba. Y es que pese a los kilos, la calidad sigue estando intacta.