El preparador pucelano es sabedor de la importancia que tiene el choque del lunes para los blanquiazules aunque asegura que su equipo también “se juega mucho”.
En momentos de flaqueza defensiva como el que atraviesa el Deportivo esta temporada, muchos en el graderío coruñés echarán en falta la clase y criterio de aquel ‘5’ yugoslavo. Miroslav Djukic volverá el lunes a la que fue su casa durante «seis años muy buenos», donde reconoce que «siempre es especial jugar en Riazor», aunque lo hará para «llevarse la victoria».
Será la primera vez que lo haga como técnico en Primera División, luego de hacerlo el año pasado en Segunda y conseguir un empate en lo que era un fortín la pasada temporada. La situación es ahora bien diferente, ya que el Dépor ocupa la última posición de la categoría, mientras el Valladolid es uno de los conjuntos revelación asentado en la octava posición.
Es por ello que el serbio sabe que “para ellos este partido será una final, pero también para nosotros al tratarse de un rival directo y no puedo permitir que el equipo salga sin tensión. Sería de tontos hacerlo». Si algo tiene claro el ex de Deportivo o Valencia, es que el conjunto local «saldrá enchufado por la necesidad de puntos». Luego de que ambos cayeran ante Real Madrid y Atlético, cree que ambos pasan por “una situación difícil, y nuestra obligación es la de sacar los tres puntos».
El entrenador blanquivioleta considera que para encarar el partido, su equipo deberá “salir a por el partido desde el primer minuto para no tener que ir por detrás en el resultado, ya que ellos así pueden ser muy peligrosos, puesto que cuentan con gente rápida que va bien a los contraataques». Y es que los blanquiazules recuperan esta jornada a los portugueses Nélson Oliveira y Pizzi; mientras el serbio no podrá contar con el alemán Ebert.
Todo esto en un partido que se disputará en lunes, la sexta vez esta temporada que lo harán los castellanos. Aunque el técnico de 46 años no pretende ponerle hierro al asunto, sí reconoce que no le “gusta cerrar la jornada porque se juega con más presión, sabiendo ya cómo han quedado los demás».