Tres voluntarios de A Coruña, miembros de Solidariedade Galega, acompañaron a la ONG Azul en Acción el pasado 9 de marzo a suelo africano. Su costoso trabajo humanitario, centrado en asistencia oftalmológica, no les privó de enseñar a los más jóvenes lo que es el Deportivo.
La fiebre por el Deportivo traspasa fronteras. A los más de 25.000 socios con los que cuenta el club coruñés y que acuden cada dos fines de semana a Riazor, se les unen los cientos, miles, de simpatizantes del conjunto blanquiazul repartidos por todo el mundo. En los cinco continentes; y en Segunda División el mérito es mayor. Si el año pasado, era la India el territorio más insólito donde se encontró esta muestra de amor a los colores azul y blanco; en esta ocasión es el país africano de Togo el que despierta nuestro interés.
La aventura comienza el pasado 9 de marzo en A Coruña. Antón, Fina y Antía son miembros de Solidariedade Galega y acuden quince días como voluntarios a la región de Kara, al norte de Togo, junto a otros voluntarios de la organización murciana Azul en Acción. Antía es hija de los dos primeros y la única periodista del grupo de trabajo. Además, es socia del Deportivo junto a su padre y una hincha más con plaza fija en Preferencia Superior.
En Kara se juntan con 20 personas más que forman parte de Azul en Acción: médicos y enfermeras, además de policias locales que efectuarán junto a Antón las labores logísticas, de transporte y organización. Fina forma parte del equipo de cirujanos que operarán y tratarán a los pacientes. Las labores humanitarias están centradas en la asistencia sanitaria oftalmológica, el cuidado de la vista. En 15 días realizan un total de 2.286 consultas como informa la nota de prensa del coordinador de la campaña.
El trabajo durante esa quincena apenas deja momentos para el tiempo libre. Tratamientos, cirugías, todo tipo de ayuda médica para las personas más necesitadas. Aunque el idioma no ayude, la canción es universal. Un mediodía, después de comer, la consulta abrió de nuevo sus puertas. Había muchos niños esperando a que su familia fuese atendida, o muchos otros cuyos padres no podían pagar la escuela y que buscaban compañía y alojo. “Nos pusimos a cantar mil canciones. De allí, de aquí… Y las del Dépor”, comenta Antía, que les contó lo que era el Deportivo a muchos niños que solo conocían al Real Madrid y al Barcelona.
Los niños, siempre alegres y risueños -como narra Antía en el blog ‘Esto es togo, amigos’-, no dudaron en posar una y otra vez con las bufandas y las camisetas que la inalterable fan blanquiazul les brindó. Tampoco se escondieron para vocear las canciones que partido tras partido suenan en Riazor y que Antía se esforzó en enseñarles. Pero lo que es evidente es que se acostumbraron al escudo del conjunto herculino de las mochilas que portaban los voluntarios.
La experiencia a Antía le sirvió de mucho. «Allí la gente es mucho más agradecida incluso teniendo lo poco que tienen. Nos trataron como si hubiésemos caído del cielo. Al final aprendimos más de ellos que ellos de nosotros”, explica ya en Coruña la periodista y voluntaria gallega.
Como si de una tierra conquistada se tratase, Kara se ha convertido en territorio blanquiazul para ese centenar de niños y familias ayudadas por esta organización. Antía les ha conquistado, Solidariedade Galega y Azul en Acción les han conquistado, pero también el Dépor les ha conquistado. Ya no se olvidarán de esos colores azul y blanco ni de ese grupo de personas tan humano y solidario que le tendió una mano en un momento en el que lo necesitaban.