Fernando Vázquez acumula los mismos puntos que José Luis Oltra hace dos campañas, pese a que sus estilos de juego son bien distintos.
El Deportivo ha conseguido meterse en puestos de ascenso directo tras vencer en el campo del Recreativo de Huelva la pasada jornada. Los gallegos acumulan siete victorias, dos empates y cuatro derrotas, que suman un total de 23 puntos, números clavados a los consiguió José Luis Oltra a estas alturas de campaña hace dos temporadas, pese a que el sistema de ambos entrenadores tiene pocas similitudes sobre el campo.
El técnico levantino apostaba por un juego de toque, en el que la posesión de balón era la clave para encerrar al rival. Consiguió recuperar la mejor versión de Juan Carlos Valerón e hizo que Juan Domínguez lograse el empujón definitivo para convertirse en pieza clave. El Dépor de Oltra marcaba muchos goles (20 a estas alturas) pero también los recibía (17). Aún así fue una apisonadora en su paso por Segunda, donde batió el récord de puntos. Su trayectoria quedó manchada por el mal inicio la temporada siguiente y su consecuente destitución.
Fernando Vázquez, por su parte, plantea una estrategia sobre el campo bien distinta que la del levantino. Teniendo en cuenta las diferencias notables de calidad respecto a la plantilla de hace dos temporadas, el de Castrofeito ha conseguido crear un sistema defensivo infranqueable para la mayoría de los equipos, muestra de ello son los siete goles encajados -diez menos que con Oltra-. La estrategia consiste en achicar los espacios en defensa para acabar desesperando al contrario, algo que unido a la gran rentabilidad conseguida a los goles marcados (12) ha creado una identidad que ha llevado al equipo a ocupar los puestos de ascenso directo.
El mejor visitante de Segunda
Con cinco victorias y dos derrotas, los de Vázquez acumulan un total de 15 puntos fuera de casa, convirtiéndose en el mejor visitante de la categoría. En Riazor, en cambio, los números son bien distintos, ya que solo han conseguido sumar ocho puntos en seis encuentros. Con el ahora técnico del Mallorca, la tendencia era al contrario, ya que consiguió hacer del estadio herculino un feudo inexpugnable.