La derrota del sábado por dos tantos a cero, sumada a las cosechadas ante Hércules y Alcorcón, dejan a mayores una inquientante cifra: en siete partidos, 10 goles encajados.
Tras varias temporadas bajo el timón de Miguel Ángel Lotina, la afición herculina estaba acostumbrada a ver como su equipo hacía de la seguridad defensiva uno de sus pilares principales para lograr sacar algo positivo en los partidos.
Con la llegada de José Luis Oltra, Riazor ha vuelto a disfrutar del sabor de las goleadas, pero sin embargo, hay un dato que sale a la luz tras la derrota en Alcoy del sábado. Tras siete jornadas disputadas, los coruñeses llevan exactamente los mismos goles a favor que en contra: diez. ¿Cuál es la clave de todo esto? Riazor.org analiza algunas de las más importantes.
Cambios continuos en la defensa
La apuesta inicial de Oltra era la defensa formada por Manuel Pablo, Colotto, Aythami y Ayoze. En los siete encuentros disputados hasta la fecha, tan solo Ayoze y Aythami han sido de la partida inicial en todos ellos. Esta situación ha venido provocada por la lesión de Manuel Pablo y Colotto, así como también por las sanciones del propio central argentino y Laure. Esto ha hecho que todos los jugadores defensivos, incluídos los descartados a principio de temporada Morel y Seoane, hayan tenido minutos en este inicio de Liga.
Problemas a domicilio
De los 10 tantos recibidos, ocho han sido en las salidas que los blanquiazules disputaron fuera de su estadio. Recibieron dos goles en Barcelona ante el filial culé en la victoria deportivista (3-2), y recibieron cuatro y dos goles en las derrotas ante Alcorcón (4-0) y Alcoyano (2-0) respectivamente. En Riazor el Hércules logró anotar un tanto (0-1) y el Sabadell hizo lo mismo, aunque no le sirvió para puntuar (2-1).
Falta de agresividad en los hombres de ataque
Lotina acostumbraba a blindar la defensa utilizando un trivote en el centro del campo, pero la arriesgada apuesta de Oltra con futbolistas como Valerón, Lassad o Salomão, que no destacan precisamente por sus aportaciones defensivas, ha hecho que otros jugadores necesiten multiplicar sus esfuerzos a la hora de recuperar el balón.