Raúl González Blanco atendió el pasado lunes a las preguntas del programa El Partido de las 12, de la cadena COPE, durante la previa del Manchester City-Real Madrid de la Liga de Campeones. Fernando Morientes, también antiguo jugador del Real Madrid y excompañero de Raúl, se unió a la conversación para charlar sobre temas del presente y el pasado de ambos como deportistas. En un momento de la entrevista, los históricos exjugadores del club de Chamartín se vieron obligados a recordar con amargor uno de los días más brillantes de la historia del Dépor, de entre los más de 900 partidos que disputaron como jugadores blancos.
Al ser cuestionados por el peor momento que ambos habían vivido como jugadores del Real Madrid, los dos coincidieron en señalar que el más doloroso había sido la derrota en la final de la Copa del Rey del 2002, a manos de un Deportivo, por aquel entonces, entrenado por Javier Irureta y capitaneado por Fran. “Aquello no nos gustó nada, teníamos mucha ilusión de ganar La Copa del Centenario en el Bernabéu”, afirmaron apesadumbradas las dos leyendas del conjunto merengue, “desgraciadamente no pudimos conseguirlo” concluyeron. El propio Raúl González consiguió batir a Molina aquel día negro para el madridismo, pero ello no sirvió para evitar la gesta de los gallegos.
Aquel 6 de marzo de 2002, el Deportivo de la Coruña consiguió imponerse en la final de la Copa del Rey al Real Madrid, por 2 goles a 1 en el Bernabéu, en uno de los grandes triunfos de la historia blanquiazul. Los coruñeses consiguieron evitar, aquel día, la fiesta del conjunto dirigido por Vicente del Bosque en el 100 aniversario del club blanco gracias a los tantos de Sergio González y Diego Tristán. Fue uno de los partidos más emblemáticos de un equipazo que contaba en sus filas con jugadores de la talla de Naybet, Mauro Silva, Valerón, Fran o el propio Tristán. El Dépor consiguió sorprender a toda España alzándose con un título que tuvo un campeón tan inesperado como merecido. El “Centenariazo”, como se denominó aquel encuentro, está considerado el primer gran fracaso de una escuadra de ensueño como era la del “Madrid de los galácticos”.