La aventura mundialista de Celso Borges ha llegado a su fin y el centrocampista de Costa Rica tendrá que regresar a la realidad del día a día. El tico se marchó sin apenas digerir el descenso con el Deportivo, de hecho incluso quedó liberado para las dos últimas jornadas, y desde entonces ha estado centrado en defender la camiseta de su selección en el Mundial de Rusia 2018. Ahora, ya eliminado, el jugador afronta un complicado verano en el que se le abren diferentes posibilidades que tendrán repercusión en su futuro a corto-medio plazo.
Carmelo del Pozo cuenta con él para ser uno de los jugadores que lideren el nuevo proyecto del Dépor. Su liderazgo en el vestuario, siendo uno de los capitanes, y su regularidad sobre el césped lo colocan como una de las prioridades para el nuevo director deportivo.
Hasta el momento ni él ni el club coruñés se han pronunciado, pero todo hace indicar que en las próximas semanas tendrán que sentarse a hablar. Porque a Borges le queda una temporada de contrato en A Coruña y, a sus 30 años, lo normal es que para quedarse el mediocentro busque cierta seguridad laboral mediante una ampliación, que seguramente vendría acompañada de una reestructuración del apartado económico.
Y es que, como el resto de sus compañeros, Borges ha visto como su salario se reducía de forma importante con el descenso. Este podría ser uno de los motivos de la otra vía que tiene el costarricense: buscar otro destino. En este sentido jugaba un papel importante la Copa del Mundo, pero la actuación discreta de Costa Rica, a pesar de que él ha jugado todos minutos, tampoco le ha ayudado subir en exceso su cotización.
Este escenario de una posible venta también podría darse por propia iniciativa del Dépor en el caso de que ambas partes no lleguen a un acuerdo de renovación. Porque si llega una oferta interesante a la Plaza de Pontevedra, el club blanquiazul tendrá que ponderar si le compensa quedarse con Borges un año y que se vaya libre el próximo verano, o perderlo ahora pero sacar dinero por su traspaso.