El del pasado sábado ante el Málaga era considerado por todos como el partido que marcaría el futuro del Deportivo en este final de temporada. Una derrota o un empate hubiese abocado a los blanquiazules a seguir sufriendo y, un año más, enfrentarse a un último mes de campeonato jugándose el todo por el todo bajo la presión y la angustia que supone la amenaza de un descenso de categoría. Tras dejar pasar la oportunidad frente al Granada, en esta ocasión salió cara para los intereses de los herculinos y la victoria cosechada ante el equipo de Michel hace que cobre visos de realidad la posibilidad de vivir un final de curso sin sobresaltos.
Los goles de Joselu y Mosquera, unido a las derrotas sufridas por los cuatro equipos que cierran la tabla, permiten a los de Pepe Mel mirar la clasificación con una sensación de alivio, e incluso de tranquilidad, inédita en esta temporada. Con los tres puntos sumados ante los malacitanos, el colchón de los blanquiazules con los puestos de descenso ha visto como se amplía hasta los nueve puntos más el golaverage particular con el Sporting de Gijón, la mayor distancia en lo que va de año, algo que se produce justo cuando el campeonato entra en su fase más decisiva.
A falta de seis jornadas para la conclusión la renta con la que cuenta el Deportivo, aunque resulta tranquilizadora e invita al optimismo, sigue sin resultar definitiva por lo que los blanquiazules deben evitar caer en el conformismo y seguir remando en búsqueda de una nueva victoria que certificaría casi por completo la permanencia. El claro ejemplo de lo que podría ocurrir en caso de que los de Pepe Mel se relajasen fue lo vivido el pasado curso, cuando el equipo dirigido entonces por Víctor Sánchez del Amo, contaba con los mismos puntos de ventaja, precisamente sobre el Sporting de Gijón, tras la disputa de la jornada 32 y no fue capaz de lograr la salvación matemática hasta la penúltima jornada gracias al triunfo a domicilio ante el Villarreal.
Para evitar caer en los mismos errores los blanquiazules tienen ante sí un calendario propicio para evitar el sufrimiento de última hora. El primero de los rivales será la Real Sociedad en Anoeta, un rival que lucha por meterse en competiciones europeas pero en un estadio en el que los herculinos acumulan tres empates en sus últimas tres visitas. Después será el Real Madrid el que rinda visita a Riazor, un feudo en el que Atlético de Madrid y Barcelona fueron incapaces de ganar y para el que los merengues puede que reserven a varias de sus estrellas en caso de dejar visto para sentencia el título de liga con una victoria ante los blaugranas este próximo fin de semana.
La posterior visita a El Sadar para enfrentarse a Osasuna se aventura como la primera ocasión de certificar de forma matemática la permanencia, algo que de producirse traería consigo un plácido mes de mayo para los de Pepe Mel, un mes en el que el Deportivo deberá visitar Villarreal y enfrentarse a Espanyol y Las Palmas en Riazor, éste último el partido que cerrará la temporada.