El 2016 no pasará a la memoria del deportivismo como un año positivo en el plano deportivo. Siete victorias, trece empates y dieciocho derrotas constituyen el pobre bagaje de un equipo que venía de ilusionar durante el primer tramo de la temporada pasada. Sin embargo, diciembre ha llegado a modo de bálsamo recuperador para curar las heridas y dejar a la vista una perspectiva optimista en el horizonte: el Dépor vuelve a ganar.
Tras coquetear con las posiciones europeas durante los últimos meses del pasado año, el equipo afrontaba el enerocon la moral en alza y aspirando a mantener un nivel futbolístico que entonces llamaba la atención del panorama futbolístico español. Por contra, la magia desapareció y los resultados negativos pasaron paulatinamente de ser excepción a convertirse en la nota dominante. El resultado, una debacle absoluta que desembocó en un vestuario roto y una afición descontenta con que ese Dépor que hacía poco brillaba tuviera que conformarse con salvar la categoría en la penúltima jornada.
Una historia de tono surrealista que terminó con un cruce de acusaciones en busca de responsabilidad entre cuerpo técnico y futbolistas, que la directiva zanjó con la destitución de Víctor Sánchez del Amo y la contratación de Gaizka Garitano, con la esperanza de que el técnico vasco fuera capaz de enderezar el rumbo de la nave blanquiazul. A su disposición, una plantilla con muchas caras nuevas que empezó la nueva competición liguera del mejor modo posible, con una victoria en Riazor frente al Eibar.
Sin embargo, tras la marcha de Lucas Pérez -que abandonó A Coruña con dirección a Londres para firmar por el Arsenal- el Deportivo se olvidó de ganar y el leitmotiv de derrotas y empates volvió a adueñarse de la dinámica general. El equipo solo pudo alzarse con la victoria en uno de los siguientes doce compromisos ligueros y cayó en la ida de los dieciseisavos de copa. Las decisiones arbitrales perjudicaron en gran medida a los herculinos en varios encuentros y el aficionado asistía atónito al desempeño de unos futbolistas que, en base al juego practicado, podrían haber obtenido hasta el momento un botín mayor. Pero lo cierto es que el Dépor no ganaba. Y así, llegó diciembre.
Un final de año casi perfecto
Y con él, la visita de una Real Sociedad inmersa en una gran racha de juego y resultados, que llegaba a Riazor con la firme intención de ahondar en la crisis herculina. Y fue este el momento en el que equipo de Garitano se resarció de todo lo negativo sucedido durante las pasadas jornadas, pasando por encima del conjunto de Eusebio y regalando, por fin, una victoria de prestigio a su parroquia. Por 5 goles a 1, una goleada como no se recordaba en A Coruña en más de una década.
El tridente compuesto por Babel, Çolak y Florín Andone personalizó la mejoría del equipo, que viajó al Santiago Bernabéu dispuesto a dar la campanada. Sergio Ramos anotó en el minuto 92′ para evitar que los visitantes pudieran rascar un punto más que merecido (3-2), pero la línea ascendente del juego blanquiazul era ya evidente, solo quedaba confirmarlo ante Osasuna, otra vez en casa.
Y así fue, entre un Florín Andone en racha -acumula seis dianas en los seis últimos encuentros- y Ryan Babel tumbaron a los navarros (2-0) y permitieron al Deportivo sumar tres puntos que dejan el margen sobre el descenso a cuatro para cerrar el año. La victoria ante el Betis, el pasado miércoles, para avanzar de ronda en la Copa del Rey (3-1) sirvió para despedir al delantero holandés con honores y supuso el broche de oro a un mes casi perfecto, de un año para olvidar. Por delante, cinco meses de temporada para confirmar que esta progresión positiva no ha sido un oasis momentáneo y que los chicos de Garitano están dispuestos a dar mucha guerra.