Día tras día, historia tras historia, sabemos de primera mano que el deportivismo traspasa fronteras. Que si en África, que si en Asia, que si en el rincón más recóndito de Groenlandia, que si en la Luna hay un gallego ése es del Deportivo. Javi y Manu son dos coruñeses que viven a 9269 kilómetros del estadio de Riazor. La crisis y la falta de trabajo en condiciones en sus diferentes ramas (Ingeniería de Caminos e Ingeniería Informática) les llevaron a Lima, Perú.
Javi lleva menos tiempo fuera de casa, pero Manu es un auténtico trotamundos. Ambos pasaron su adolescencia y juventud en Riazor, viendo al equipo de su vida. Javi era un mal futbolista y aunque Manu le daba mejor a la pelota, su máximo logro fue correr la banda del Boimorto.
Javi luchó por quedarse en casa, junto a su familia y su novia, pero una oportunidad laboral muy importante le llevó a Chile y a Lima hace año y medio. Manu por su parte, decidió marcharse a Palermo a finalizar sus estudios en el año 2008. Lo que en principio iba a ser un viaje de ida y vuelta se convirtió en una vuelta al mundo. “He visto derbis en muchos países y lugares del mundo. He vivido en Sicilia, Malasia, Londres, México D.F y ahora en Lima”. Con semejante recorrido las anécdotas que arrastra son múltiples y variadas. “Uno de los más especiales fue el del gol de Lassad. Eran las 5 a.m en Kuala Lumpur. Allí estaba con un amigo lucense que no era muy futbolero, su novia polaca y la mía, que todavía no entendía muy bien mi pasión por el blanquiazul. Intenté controlarme pero no lo conseguí y desperté a todos cuando la pelota acariciaba la escuadra celeste. Fue maravilloso”.
Tras una estancia en Londres, Manu cruzó el charco y se instaló en el D.F. “Recuerdo ir en metro en hora punta y cruzarme con un mexicano que portaba la camiseta blanquiazul con el nombre de Andrés Guardado. Aquí el extremo era una referencia y creció la afición por el Dépor. Yo también contribuí a ello, ya que a mis compañeros de trabajo no dejaba de contarles historias y recuerdos del Superdepor. Ahora tengo 32 años y llevo 25 como socio. Veo todos los partidos de Liga y cada vez que voy a Coruña hago todo lo posible por ir a Riazor aunque sea para ver un amistoso contra el Fabril”.
Javi y Manu llegaron a Lima casi a la vez, hace año y medio. Javi reconoce que “me he desenganchado un poco del fútbol. Sigo siendo del Dépor pero reconozco que lo vivo diferente a Manu. No es que mi pasión decrezca, es que la de Manu aumenta cada día que pasa fuera. Es verdad que veo Riazor por la tele y me muero de envidia por volver al campo y disfrutar del ambiente que tantos años viví como socio. Tengo muchas ganas de derbi y todos sabemos que es un partido y una semana diferente. Además perdimos los dos del año pasado, los que estuve fuera y quiero una victoria. El primero del año pasado lo tuve que ver en Rojadirecta, en pleno desierto del Atacama. Se cortaba todo el rato, lo vi mientras comía un bocata y encima perdimos. Fue un desastre y quiero cambiar esa sensación.”
El año pasado vivieron su primer derbi en Lima. “Fuimos a comer a un restaurante gallego que hay en Lima y que nos recibió con un cartel que rezaba No se admiten deportivistas. Comimos y nos fuimos a casa a verlo y la derrota nos sentó fatal. Este año vamos a ir allí con la camiseta del Dépor y además vamos a ganar.”
Manu reconoce que los sentimientos se magnifican más cuando estás fuera de casa. “No te imaginas lo que lloré con el gol de Salomao en el Camp Nou. Le dije a mi novia que me dejara solo en casa, que era un partido muy importante y que lo iba a pasar muy mal. Quería verlo solo, sin nadie a mi alrededor y exploté de alegría con ese gol.”
A pesar de que la vida les sonríe en el plano profesional, una sensación de morriña se adueña de ellos, una morriña que seguro aumentará este sábado a las 22:05 cuando la pelota ruede en Riazor. A esa hora y a más de 9000 kilómetros de casa, dos jóvenes coruñeses estarán animando con su camiseta del Dépor.