El Deportivo resucitó en el año 2008 tras vencer al Valladolid –próximo rival liguero- en Riazor por tres goles a uno después de una racha negativa parecida a la actual. Las piezas encajaron en aquella ocasión. El aficionado blanquiazul espera que la historia se repita.
Dicen que en el fútbol cuando algo funciona es mejor no tocarlo. También que cuando algo no funciona es mejor cambiarlo. Esto último debió pensar Miguel Ángel Lotina cuando recuperó la figura del líbero para incrustarlo entre los dos centrales. El equipo sumaba 17 puntos en 20 jornadas, iba enfilado hacia la Segunda División y el deportivismo pedía a gritos un cambio de esquema. La modificación no pudo ir mejor, y supuso el resurgimiento en toda regla de un equipo hundido en la tabla y sin estilo.
La defensa de cinco había desapareció de las pizarras desde la llegada del doble pivote al fútbol moderno. Quién no recuerda los equipos de Arsenio Iglesias que llevaron al Súper Dépor a lo más alto, o las rocosas defensas italianas con tres centrales en los años 80 y 90. El entrenador de Meñaka recuperó esta antigua táctica para que Pablo Amo ejerciese de káiser en el centro de la zaga y llevase la batuta en la salida del balón junto a Fabricio Coloccini y Alberto Lopo. Esta situación dio más libertad en ataque a los laterales, Manuel Pablo y Filipe Luis, que se convirtieron en carrileros de mucho recorrido. Sergio y Julien De Guzmán llevaban la manija en el centro del campo, mientras que Wilhemsson y Lafita surtían de balones desde las alas al rematador Xisco.
Todas las miradas estaban puestas en el entrenador, pero los coruñeses se impusieron a los de Pucela por 3-1 con goles de Lopo, Xisco y Guardado. Fue el comienzo de una espectacular remontada, que llevaría al equipo coruñés desde los puestos de descenso a la clasificación para disputar la Intertoto a final de temporada.
Situación parecida vive ahora José Luis Oltra, con el equipo colista y atravesando una crisis de juego y resultados. La visita del Valladolid del próximo lunes podría suponer de nuevo un punto de inflexión si se hacen los cambios necesarios, tanto en la alineación como en la actitud del equipo. El preparador valenciano y su filosofía distan mucho de alinear cinco defensas, pero cierto es que hace falta mucho trabajo táctico para convertirse en un conjunto sólido.
La posible vuelta de Marchena y Zé Castro al eje de la zaga podrían dotar al equipo de ese equilibrio entre defensa y ataque tan ausente en lo que llevamos de campaña. La parroquia blanquiazul pondrá todas sus miradas en su míster. La afición, como aquel 27 de enero de 2008, pide a gritos un cambio, una revolución. Las piezas, aquel 27 de enero, encajaron a la perfección.