Pese a que la salvación se antoja cada vez más complicada, el Deportivo no quiere dejar de creer. El próximo fin de semana se medirán al Barcelona, actual líder de la competición, un equipo que supone una ocasión para pegar un puñetazo sobre la mesa para la plantilla.
El 12 de marzo de 2017, el conjunto blanquiazul recibía en Riazor al equipo blaugrana, el cual llegaba tras su histórica remontada al PSG en Champions League. En el banquillo herculino, Pepe Mel afrontaba su tercer encuentro como técnico deportivista, decidiendo formar una alineación con varios jugadores poco habituales para dicho duelo. Dos de ellos eran Álex Bergantiños -quien hasta entonces no había sido titular- y Joselu, suplente de Andone en la mayoría de partidos. Ellos fueron los principales protagonistas de la inesperada victoria coruñesa sobre el cuadro catalán, realizando los dos goles del Deportivo y aprovechando la oportunidad que le dio el preparador madrileño aquel día, volviendo a sentirse importantes y decisivos para el equipo gallego.
En la actualidad, el encuentro ante el Barcelona se espera con pesimismo, con el equipo en posiciones de descenso y al borde del punto de no retorno, aunque la plantilla deportivista debe afrontar el partido como una ocasión para reivindicarse. No lo tendrán fácil, ya que el club catalán tiene la oportunidad de ser campeón de forma matemática en Riazor aunque, como hace un año, los visitantes parecían claros favoritos para llevarse la victoria tras su remontada europea. La totalidad de la plantilla blanquiazul no ha conseguido rendir al nivel que se esperaba, de forma colectiva e individual, por lo que deben de tomar el ejemplo de Álex y Joselu, quienes fueron capaces de reivindicarse aquel día.
Independientemente de lo que suceda el viernes, cuando el Levante reciba al Sevilla, pudiendo confirmar su permanencia en Primera División, el Deportivo tiene que dejarse la piel sobre el terreno de juego, ante una afición que año tras año se ha acostumbrado a las decepciones y los disgustos. Por encima de ser una ocasión para demostrar la valía del equipo y de cada jugador está la necesidad de brindarle a Riazor tres puntos ante uno de los grandes de la Liga, recuperando, aunque fuese de forma mínima, lo vivido durante 90 minutos hace poco más de un año.