Tras deslumbrar en su debut hace dos temporadas en Segunda División, la figura del canterano menguó durante mucho tiempo. Ahora, tiene la oportunidad de redimirse y triunfar donde siempre quiso hacerlo.
Fabián Bouzas | A Coruña
En este nuevo contexto marcado por una austeridad económica llevada al límite, el Deportivo de La Coruña ha tenido que mirar hacia la base para conformar una plantilla de garantías para competir en Segunda División. Sin embargo, hay un caso especialmente peculiar por lo rocambolesco de su historia, es el que ha protagonizado el mediapunta Juan Carlos Real. Incorporado al conjunto blanquiazul procedente del Victoria cuando todavía estaba en edad alevín, el jugador coruñés fue siempre de los futbolistas más talentosos de su generación y fue completando etapas hasta alcanzar el Fabril, con el que debutó en la temporada 2009-2010 en Tercera División.
Al año siguiente, en la 2010-2011, y con solo 19 años, Juan Carlos se convirtió en una de las piezas clave de un Fabril que no pudo mantener la categoría y volvió a descender a Tercera División. Sin embargo, entonces jugó 36 partidos, todos ellos en la posición de mediapunta, llamando con fuerza a las puertas del primer equipo. Un primer equipo que esa temporada descendería a Segunda División. Con José Luis Oltra como técnico, el mediapunta realizó la pretemporada con el primer equipo, estrenándose en competición oficial en la Copa del Rey, ante el Girona. Su debut no pudo dejar mejores sensaciones, mostrando desparpajo, mucha personalidad y grandes dosis de talento. Sin embargo, la gran plantilla con la que contaba entonces Oltra le impidió tener continuidad en la primera plantilla.
Ese mismo verano, tras confirmarse el ascenso del primer equipo, parecía que Huesca sería su destino en búsqueda de minutos pero, contra todo pronóstico, ese acuerdo no llegó a producirse y Lendoiro acusó entonces al jugador de no aceptar la oferta del conjunto oscense, declarando además que el canterano tenía «las puertas del primer equipo totalmente cerradas». Tras unos meses difíciles en el Fabril, el jugador acabaría recalando en el Huesca en el mercado de invierno de 2012, llegando a jugar diez partidos y anotando un gol.
Con el regreso del Deportivo a la Segunda División y los acuciantes problemas económicos del club, la figura de Juan Carlos ha vuelto a tomar protagonismo. Y lo hace siendo un jugador distinto al que asomó hace dos temporadas. Entre medias hubo un desencuentro con el presidente del club, unos meses sombríos en el Fabril, una etapa lejos de casa teniendo minutos y, al fin, un viaje de retorno.
Juan Carlos sabe que hay pocos trenes que pasan una vez y muchos menos los que lo hacen en una segunda ocasión, cuando ese tren tiene como destino tu hogar y tus colores el afán y la ambición por no perderlo supera cualquier obstáculo. Con más o menos fortuna, con más o menos acierto, el coruñés sabe que está ante su gran oportunidad de consolidarse donde siempre quiso hacerlo. Ahora trabaja para satisfacer a una afición que sabrá esperarle, pero también exigirle. Como a los Luis Fernández, Bicho, Insua o Uxío. Como a cualquiera de los suyos.