Tópico o no, siempre se habla de la dureza de la Segunda División. Y un buen ejemplo de ello es el Zaragoza de Víctor Fernández, próximo rival del Deportivo. Tras un curso 2017/18 donde los aragoneses incluso llegaron a disputar el play-off de ascenso a LaLiga Santander, en el presente están más cerca de las posiciones de peligro que de la zona alta. En parte, por sus dos caras: son capaces de lo mejor y de lo peor.
Con futbolistas en su plantilla como Cristian Álvarez o Íñigo Eguaras, curtidos y diferenciales en la categoría de plata, y apariciones como la de James Igbekeme, los maños no acaban de conseguir la regularidad suficiente para optar a objetivos mayores. Y quizá por ahí se explique su temporada: por la falta de continuidad en sus resultados.
Sin ir más lejos, recientemente, en la jornada 33, el Zaragoza consiguió un empate loco en el Ramón de Carranza (3-3); un escenario a priori complicado, donde el Cádiz tan solo ha perdido 1 partido. Sin embargo, apenas dos jornadas antes, el equipo blanquillo había encajado una derrota contundente en Son Moix (3-0) ante el Mallorca. Con esas dos versiones ha convivido a lo largo de la temporada.
En lo puramente estadístico, con 36 jornadas de liga ya disputadas, el Zaragoza ha encajado más derrotas (14) que victorias (11) o empates (11). De hecho, solo ha encadenado dos triunfos seguidos en una ocasión: entre las jornadas 19 y 20 (ante Extremadura y Sporting).
Esos malos resultados y esa irregularidad se han traducido también en inestabilidad en el banquillo: este curso, el Zaragoza va ya por el tercer entrenador. Tras arrancar la temporada como sustituto de Natxo González, Imanol Idiakez fue destituido en el mes de octubre. En su lugar aterrizó Lucas Alcaraz. Pese a su dilatada trayectoria, al entrenador andaluz tampoco terminaron de salirle las cosas y tan solo duró dos meses en el cargo. Justo ahí, en diciembre, entró a escena el exdeportivista Víctor Fernández. Con él al mando, el Zaragoza ha abandonado, eso sí, los puestos de descenso.