El Deportivo salió del Martínez Valero con el playoff en la mano y eso es motivo de celebración, contenida, porque todavía queda confirmar el billete ante el Córdoba, pero celebración. Pero eso no debe ocultar el hecho de que los de Martí fueron incapaces de vencer a un equipo que el año pasado estaba en Segunda B y que este ya estaba de vacaciones tras conseguir la permanencia. Incapacidad sólo superada por un Cádiz cuyo ridículo fue mayor todavía.
Merecieron ganar. Sólo faltaría. Tras un inicio de partido nefasto, con Josan convertido en lo que todo el deportivismo soñaba que fuese Cartabia, el equipo blanquiazul se recompuso y empezó a generar ocasiones. Que no juego. El asedio se acrecentó tras el descanso, con un buen movimiento de Martí centrando la posición de Fede, muy desacertado toda la noche, y dando más libertad a Carlos como único punta en una especie de 4-2-3-1.
En total, 20 disparos de los herculinos. Ningún gol. Es curioso el diferente tratamiento que se le da en el fútbol a los errores, dependiendo de si se producen en el pase o en el remate. En este último caso, suelen atribuirse siempre a la mala suerte o al acierto de los porteros. El azar puede tener que ver en casos aislados, como en que un gol de rebote desde el centro del campo te arregle una temporada, pero cuando se prolonga en el tiempo hay que mirar otros factores. No es el primer partido en el que el Dépor malgasta numerosas oportunidades para marcar. De hecho, la efectividad ha sido su cruz en la segunda vuelta: 16 goles en 19 partidos, el cuarto peor registro de la categoría, sólo por detrás del descendido Nàstic, el Alcorcón y el Extremadura.
Estos problemas de cara a la portería rival quedaron patentes en Elche. Hubo de todo. Fallos que se pueden explicarse desde la mala fortuna, como el remate al larguero de Carlos o que a Cartabia le sacaran un balón bajo palos, pero también fallos igual de graves que un mal pase en el centro del campo. El mal gesto de Expósito en un disparo desde la frontal que se le fue altísimo, o dos cabezazos francos que el otrora infalible Domingos Duarte no llegó ni a conectar son buenos ejemplos.
El Deportivo tiene muchas papeletas para meterse en playoff, pero si quiere que valga la pena debe solucionar sus problemas con el gol, con el juego y, sobre todo, la falta de convicción que provoca continuas imprecisiones a la hora de combinar, pero reduce el tamaño de las porterías rivales y aumenta el de los porteros.