El Deportivo no vence en La Rosaleda desde el año 2003, cuando los herculinos se encontraban al mando de Javier Irureta.
No es el Far West. Tampoco la jungla de Vietnam. Sin embargo, si hay un estadio de Primera División donde un triunfo del Deportivo en la última década se ha convertido en poco más que una quimera, ese es, sin duda, La Rosaleda. De hecho, fueron Javier Irureta y una plantilla de Champions los últimos que lograron arrancar una victoria del feudo andaluz (0-2, con goles de Scaloni y Fernando Sanz en propia meta).
Fue en la campaña 02/03 y desde entonces, mucho ha cambiado. Por no decir todo. Tanto, que ambos equipos han tenido la oportunidad de deslumbrar en la máxima competición continental y, al mismo tiempo, de haber conocido la otra cara de la moneda sobreviviendo en el infierno de la Segunda División. Al Málaga le tocó penar en la categoría de plata entre 2006 y 2008. Mientras, el Deportivo iniciaba su lento reciclaje a equipo obrero de la mano de Joaquín Caparrós.
Sin embargo, antes del descenso del equipo costasoleño, los coruñeses ya habían conocido su particular vudú en aquellas tierras. Hasta tres empates a uno consecutivos arañó el equipo blanquiazul en sus visitas a La Rosaleda entre 2004 y 2006, un dato estadístico que, cuando ambos equipos se reencontraron en la élite ya en 2009, se perpetuó otros tres años. Un empate a uno en el segundo curso de la era Lotina fue seguido a continuación de dos temporadas más en las que Deportivo y Málaga dejaron el marcador en tablas y sin gol alguno.
La tendencia la rompió momentáneamente el primer descenso del Deportivo tras 20 años seguidos en Primera. Y a su retorno, el proyecto que el chileno Manuel Pellegrini había asumido en fase cuasi-embrionaria ya estaba llegando a su punto álgido. El calendario quiso que, tras un Tourmalet espectacular en busca de desmarcarse del pelotón de permanencia, las piernas del equipo entrenado por Fernando Vázquez fallasen en la jornada 37 en su visita a los boquerones, donde una derrota por 3-1 (Saviola, Baptista e Isco; Diogo Salomão) dejó el juicio final para Riazor.