Vuelve como cada semana la columna de Alfonso Núñez a Riazor.org, en la que esta vez se tocan temas tan candentes como la polémica celebración de Nélson, el hipotético adiós de Valerón, los amaños de partidos y, cómo no, la salvación deportivista.
Hoy es jueves y el final de la semana se acerca. Es probable que tú, aficionado herculino, hayas tenido una semana rutinaria y quizás hasta complicada. De casa al trabajo y del trabajo a casa. En el horizonte de cualquier hincha de bien, un solo pensamiento: la salvación del Deportivo.
La previa del trascendental Málaga-Dépor parece escrita por uno de los cuatro rivales que tenemos enfrente. Nélson Oliveira, amaños, apuestas, comunicados oficiales y Valerón. Son muchas las distracciones que rodean a un equipo que se juega la vida este fin de semana. El futuro del club se mueve en un fino alambre que separa la gloria, la Primera División, del fracaso con un nuevo descenso a Segunda.
El tema Nélson parece formar parte ya del pasado. Antes de que esto ocupe un lugar secundario, me gustaría apuntar que la actitud portugués fue realmente deleznable. Sus disculpas, que se quedaron algo escasas, anestesian un problema que ha estallado en el tramo final de temporada. Todo esto me acerca a una pregunta que no logro responder. ¿Y si Nélson materializa el gol de la salvación? El siempre caprichoso mundo del fútbol tiene trabajo por delante con el joven portugués del equipo.
El tema de los amaños se congela en A Coruña. Cada día que pasa parece más claro que el Dépor no tuvo nada que ver con toda esa película. Todos estos comentarios y dudas han provocado que, según mi opinión, nos encontremos ante uno de los finales temporadas de Liga más limpio de los últimos años.
Por último, me gustaría hablar del tema Valerón. ¿Se va a marchar? ¿Ha finalizado su etapa en A Coruña? Juro que jamás pensé en escribir algo así y ahora lo importante es escuchar las palabras del canario. Da igual cómo o cuándo se acabe porque Valerón ha logrado algo muy importante: calar en una afición que lo recibió como un joven talento y lo erigió en un ídolo.
Todo esto sucede a las puertas de una jornada en la que el combinado blanquiazul se juega la vida. La realidad es que si gana y cae el Zaragoza, la salvación es matemática, algo que hace siete semanas parecía un milagro. A pesar de que las cuentas son claras, la realidad es más complicada. Málaga no será una plaza asequible para un Dépor que debe recuperar sensaciones lejos de Riazor.
Es el momento de estar unidos y agarrarse a un lema: «Sí se puede». Claro que se puede.