El periodista de Gol Televisión, Radio Marca y Marcador Int analiza el paso del nuevo futbolista del Dépor por el club de su ciudad, el CE Sabadell.
Tras dos temporadas acumulando muy pocos minutos por causa de las lesiones, Isaac Cuenca (Reus, 27 de abril de 1991) aterrizó en A Coruña a principios del pasado mes de julio con la carta de libertad bajo el brazo. Sin embargo, el centrocampista catalán es una de las grandes esperanzas herculinas para esta nueva campaña y lo es por lo que hizo entre 2010 y 2012: guiar al Sabadell en su ascenso a Segunda y ganarse un puesto en el primer equipo del Barcelona. Axel Torres, periodista de Gol Televisión y Radio Marca, creador de la web Marcador Int, y especialista en fútbol internacional, nos analiza cómo fue aquel año de Isaac Cuenca de arlequinado y por qué Pep Guardiola llegó a confiar tanto en él.
PERFIL ISAAC CUENCA, POR AXEL TORRES.
Es complicado entender la enorme influencia que tuvo Isaac Cuenca en el ascenso del Sabadell a Segunda si uno sólo repara en sus cifras (5 goles en 32 partidos). Las de anotación fueron muy bajas, sobre todo si consideramos que luego llegaría Lanzarote y, jugando en una posición equivalente, las multiplicaría por cuatro en una división superior. Sin embargo, la gente que coincidió con Cuenca en aquel vestuario tiene claro que Isaac poseía «una influencia en el juego superior» a la de Lanza.
De hecho, que Guardiola apostara por él incluso más que los técnicos del Barcelona B tiene sentido. Cuenca recibió un máster de toma de decisiones y posicionamiento táctico a las órdenes de Lluís Carreras, un entrenador que maneja conceptos muy parecidos a los de Pep. Lo que tanto fascinaba a Guardiola de Isaac, el abrirse completamente y esperar en la línea de cal para obligar al lateral a dejar un espacio mayor con el central, era uno de los puntos fundamentales en el libreto de Carreras.
Obviamente, en Sabadell Cuenca tenía más protagonismo en el juego porque era el futbolista más talentoso de la plantilla. Aunque casi siempre partía desde la banda izquierda, en encuentros atascados ante rivales muy encerrados Carreras llegó a situarlo de media punta por detrás de una línea de tres atacantes. Isaac combinaba el desequilibrio en conducción con la precisión en el último pase. Le faltaba tener un poco más de gol, pero incluso con ese déficit marcó las mayores diferencias que se le recuerdan a cualquier jugador en los 18 años de travesía por el desierto del Sabadell fuera del fútbol profesional.