El 18 de junio de 2018 será una fecha marcada en letras de oro en la historia de Panamá. Todo el país estaba pendiente del histórico debut de su combinado nacional en una fase final de un Mundial. Un momento ansiado por muchas generaciones de panameños y que se vio reflejado en los ojos de los futbolistas dirigidos por el Bolillo Gómez en los minutos previos al inicio del encuentro, especialmente en el instante en el que por la megafonía del estadio empezaron a sonar los acordes del himno nacional.
Tal y como era previsible, el combinado belga no tardó en tomar las riendas del encuentro y las primeras ocasiones de gol no se hicieron esperar. Sin embargo, las aproximaciones de los europeos no siempre terminaban con disparos entre los tres palos, y las veces que lo lograron se encontraron con la figura de Jaime Penedo. El guardameta se mostró muy seguro en todo momento y tiró de reflejos para evitar que hombres como Hazard o Lukaku inaugurasen el electrónico.
Con el paso de los minutos Panamá se fue asentando y ello le permitió ir estirándose poco a poco. Aún sin llegar a gozar de oportunidades claras de gol, el conjunto centroamericano fue capaz de acercarse a las inmediaciones del arco defendido por Courtois con cierta asiduidad. Unas veces a través de contragolpes y otras mediante acciones a balón parado que, si bien no generaron excesivo peligro, sí le sirvieron para sacudirse el dominio de los europeos y llegar al ecuador con el resultado inicial.
Sin embargo el sueño de los panameños terminó nada más dar comienzo el segundo período. Apenas había transcurrido el primer minuto de juego cuando Mertens consiguió abrir la lata con un tanto de bella factura, uno más en lo que va de torneo. Pese al mazazo, Panamá no le perdió la cara al partido, sino todo lo contrario. Los del Bolillo Gómez adelantaron lineas en un alarde de orgullo y descaro que cerca estuvo de suponer la igualada casi inmediata, algo que evitó un providencial Coutois al salvar un mano a mano ante Murillo.
Así las cosas el seleccionador panameño optó por mirar al banquillo en busca de soluciones, y ahí fue cuando entró en escena Ismael Díaz. El fabrilista pisó el terreno de juego con casi media hora por delante, debutando así en un Mundial con tan solo 21 años de edad. Sin embargo toda esperanza de meter en aprietos a Bélgica se vio sesgada poco después de su incorporación con un doblete de Lukaku en apenas cinco minutos.
Ya sin nada que perder y con el partido totalmente sentenciado, Panamá decidió ir en la búsqueda de un tanto con el que maquillar el resultado y al mismo tiempo hacer historia para el país. Así llegaron las mejores combinaciones ofensivas por parte de los canaleros, con un activo Ismael Díaz casi siempre presente en todas ellas y protagonizando alguna llegada al área en la que no logró encontrar posición de remate ni aprovechar alguno de los balones sueltos. Al final, derrota para los panameños por 3-0 en un partido histórico para el pequeño país centroamericano.