Nuevo artículo de Alfonso Núñez, columnista de Riazor.org. En esta ocasión, el tema elegido es el resultadismo contra el ‘jogo bonito’.
José Luis Oltra compareció ante los medios de comunicación tras el empate ante el Valladolid, y utilizó la expresión “fútbol práctico” para definir la manera en la que se logró el punto en Zorrilla.
Muy lejana queda aquella frase del verano con la que el técnico deportivista definía al Dépor “como el Madrid o el Barça de la Segunda División”. Después de tres meses de competición, cualquier análisis de esa frase se cae por su propio peso. El resultado se ha convertido en la obsesión de un equipo que pelea por regresar a la máxima categoría. No lo critico, pero sí creo que Oltra se equivocó en una declaración muy llamativa, a la vez que alejada de la realidad.
El partido en Zorrilla evidencia que el Dépor no domina fuera de casa y juega a merced de su rival. El punto es positivo, y encamina al grupo a la famosa media inglesa: ganar en casa y empatar fuera.
Pero el propio Oltra se encargó en Pucela de mandar ese mensaje resultadista al equipo, cuando quitó del terreno de juego a Valerón para dar entrada a Borja. Cambio defensivo y muy criticado en temporadas pasadas. La frase “si ese cambio lo hace Lotina nos pasamos tres semanas reprochando su decisión” sobrevolaba por la mente de muchos deportivistas.
Sin buscar la excelencia, si es necesario que el equipo encuentre el punto medio entre el juego práctico y el brillante. En Riazor funciona, fuera le cuesta demasiado obtener victorias.
Oltra debe dotar al equipo del carácter y el juego que se “nos vendió en verano”. Mientras continúe la búsqueda siempre nos quedará la afición, que volvió a dar un recital en Valladolid, algo que ya no sorprende pero no deja de ser elogiable.