Con 12 puntos en 17 jornadas, el Deportivo vive uno de sus peores momentos en Primera División.
Si el año en Segunda revelaba pegada y seguridad pese al aparente y constante vaivén al que Oltra sometía los partidos, la temporada presente agradece con muy pocas virtudes la pasión que se recibe desde las gradas. Una grada que, sobre aviso y harta de estar presenciando la muerte en directo, pide un cambio de rumbo en el timón mientras quién toma las decisiones sigue manteniéndola en vilo con las mismas.
Sumido en una profunda crisis que afecta a todos los niveles del club, el futuro blanquiazul se antoja más negro según las jornadas van dejando atrás el calendario. Y a perro flaco, todo son pulgas. Mientras que la temporada pasada -con la mejor plantilla de Segunda División- los partidos se ganaban casi por inercia, de manera rutinaria y dejando muchas veces los méritos de lado, este año sucede todo lo contrario. De la dinámica ganadora de aquel empuje a la desolación que provoca una racha terriblemente perdedora. Porque, aún siendo merecedor de más botín en muchos partidos, unas u otras razones han impedido al conjunto deportivista alcanzar un mínimo de puntos que supusiera un parón en tranquilidad. Lejos de eso, no es ya que no termine de arrancar este Deportivo de Oltra, sino que parece muerto por momentos. La entereza y la ilusión, la fuerza con la que se encaraban las primeras jornadas han dado paso a una fragilidad extrema en las últimas, a la sensación de observar a un equipo sin alma. Y como si no fuese suficiente, fruto de esa serie nefasta, cada situación que pueda influir negativamente en el equipo, lo hace. Cada lesión, cada penalti, cada expulsión, cada ocasión marrada… La suerte hace tiempo que ha dejado de ser aliada y paso a paso el equipo blanquiazul se derrumba, no logrando alcanzar un fondo que el mister pensó haber palpado 3 jornadas atrás.
Cuál boxeador mediocre, este Deportivo ni pega con fuerza ni resiste los envites, cayendo desplomado al primero de los golpes. Y lo que es peor, parece boxear siempre a cara descubierta. El Dépor invita al KO y el adversario, con poco, hace mella y crea herida. Golpeado, demacrado y hundido, el Deportivo muerte jornada a jornada en su esquina. Sin embargo, el combate todavía va a atravesar su meridiano. Se viene el sexto round. Queda por ver si reacciona o continúa encajando hasta el Knockout.