Cuando comenzó, la Copa del Rey se vio entre el deportivismo más como una molestia que como una posible vía de escape en una temporada que no terminaba de arrancar. Quiso el destino que en dieciseisavos el equipo herculino se viera emparejado con el Betis de Víctor, días después de las polémicas declaraciones de Luisinho. El primer enfrentamiento llegó en uno de los peores momentos de la campaña en lo que a resultados se refiere. En sus últimos seis choques, los de Garitano sumaban dos empates y cuatro derrotas, entre ellas una dolorosa goleada en Balaídos que ha sido elegida entre los cinco peores partidos de la temporada.
Y en el primer encuentro copero, la dinámica no cambió. En un mal partido ante un Betis plagado de suplentes pero que mostró más intensidad que los blanquiazules, quedó patente que, al menos en ese momento, el Dépor no estaba para copas. Los herculinos ocupaban la decimoséptima plaza en LaLiga y ya se vaticinaba otro año de peligroso coqueteo con el descenso.
En los tres partidos que hubo antes de la vuelta contra el equipo dirigido por Víctor Sánchez del Amo, la dinámica cambió por completo. Dos importantes victorias ante Real Sociedad y Osasuna y un meritorio partido (pese a la derrota) en el Bernabéu hacían que las ganas de lograr algo bonito en la Copa crecieran exponencialmente. Con este panorama se recibía al Betis en Riazor, que presenció uno de los mejores partidos de su equipo en la temporada.
En un gran choque en líneas generales, se fraguó la venganza de Luisinho. El portugués se marcó un partidazo y anotó un tanto de bella factura. Arribas y Babel fueron los autores de los otros dos goles del Dépor, que apenas notó la presión cuando Piccini hizo el 3-1. Gran parte de la solvencia defensiva mostrada fue responsabilidad de Sidnei, cuya renovación se había anunciado en los marcadores minutos antes del inicio del encuentro.
Cuando el sorteo de los octavos de final emparejó a los gallegos con el Alavés y provocó una eliminatoria entre Córdoba y Alcorcón que garantizaba la presencia de un equipo de Segunda en cuartos, no fueron pocos los aficionados que ya hacían cábalas y veían al equipo en unas hipotéticas semifinales.
Sin embargo, la salida de Babel rumbo al Beşiktaş supuso un nuevo giro en la dinámica del equipo. El holandés había sido fundamental en los últimos choques de 2016 y pronto se hizo evidente que el Dépor después de Ryan Babel no volvería a ser el mismo. En la ida ante el Alavés, la eliminatoria pudo quedar resuelta a favor de los vascos, que se fueron al descanso ganando 0-2. En el segundo acto, sobre todo a raíz de la entrada de un Guilherme que tomó la batuta del juego, los blanquiazules mejoraron y lograron empatar con un buen gol de Bruno Gama en su mejor jugada individual de la temporada y un certero cabezazo de Joselu. El Dépor pudo incluso haber remontado, pero Ortolá lo evitó con varias paradas de mérito.
En la vuelta, el guion fue totalmente inverso, con un Dépor que llegó sin recursos al tramo final. A la salida de Babel hubo que sumar las lesiones de Carles Gil y Bruno Gama, por lo que Borja Valle y Marlos Moreno ocuparon los costados. Precisamente el colombiano tuvo la primera gran ocasión del encuentro pero, con todo para marcar, estrelló el balón en la madera. Al filo del descanso, Edgar, que ya había marcado en la ida, volvió a ver puerta tras un fallo en cadena de la zaga blanquiazul.
Nada más comenzar el segundo tiempo, la eliminatoria pareció ponerse de cara para el Dépor, pues Theo veía la roja tras un durísima entrada sobre Juanfran. Sin embargo, los de Garitano no lograron sitiar el área local y solo Arribas, en jugada de estrategia, pudo batir a Ortalá. Así, con sensación de haber dejado pasar una muy buena oportunidad, terminaba la andadura del Dépor en la Copa del Rey 16/17.
Posteriormente, el Alavés tuvo la destino con el que soñaban muchos deportivistas y se cruzó con el Alcorcón en cuartos de final. Tras eliminar al conjunto alfarero y, posteriormente, al Celta de Vigo, los vascos disputarán hoy la gran final ante el FC Barcelona. Por ello, las calles de Madrid llevan horas plagadas de aficionados del equipo vitoriano. Los hinchas deportivistas, por su parte, tendrán que esperar como mínimo una temporada más para volver a disfrutar de una competición que les dio muchas alegrías años atrás.