Antes de la suspensión de las competiciones por la crisis del coronavirus, el Deportivo ya atravesó su cuarentena particular. El día 13 de este mes la plantilla puso fin a los entrenamientos en Abegondo atendiendo a la recomendación de la RFEF. Sin embargo, el equipo ya venía arrastrando síntomas de incubar alguna dolencia. En los 40 días anteriores la racha de victorias se terminó de golpe y el rendimiento individual y colectivo quedó resentido. El aislamiento actual cuenta con los ingredientes para provocar un bajón físico en los futbolistas, pero puede servir de recuperación. El grupo, con Fernando Vázquez a los mandos, está en disposición de asimilar lecciones valiosas para la vuelta a los terrenos de juego.
El hecho de encadenar jornadas con malos resultados puso en evidencia que la recuperación espectacular del Dépor desde la llegada del técnico de O Pino podía padecer recaídas. Cuarenta días antes de que el fútbol parase en seco, el conjunto blanquiazul comenzaba a preparar la que sería su última victoria hasta la fecha. Desde ese duelo contra el Alcorcón solo han subido dos puntos al contador. Así como el empate ante el Girona estuvo condicionado por el árbitro, el cambio de posición de Peru Nolaskoain acentuó las debilidades herculinas el resto de jornadas. El 4-0 encajado en Almería no hizo más que confirmar la gravedad de la afección.
Si los síntomas vistos en el césped eran pocos, los achaques del Dépor llegaron también desde la enfermería. La ausencia de Somma provocó el primer agujero en la defensa. Y cuando parecía que Salva Ruiz se recuperaba para remendar la zaga deportivista desde la banda, se resintió de sus problemas musculares. Además, la lesión de Eneko Bóveda dejaba al equipo más cojo para el partido contra el Sporting, el primero de los aplazados. Las urgencias obligaron a la incorporación de Abdoulaye Ba para reforzar el trío de centrales. Su posible aportación generaba las mismas dudas que otros recién llegados, el estado de forma.
La cuarentena real del coronavirus
Esta cuarentena de verdad que vive el Deportivo (y toda la sociedad) por el coronavirus tiene una vertiente positiva si se mira con optimismo. Aún sin conocer cuánto durará el parón, los lesionados disponen de un tiempo de regalo para recuperarse. El confinamiento pasará factura a las capacidades físicas de todos los futbolistas, a pesar de los esfuerzos de los preparadores. Ello obligará a una pretemporada acelerada tras estas semanas de actividad doméstica. El fin de Liga precipitado medirá el trabajo hecho en este periodo y la estrategia diseñada por Fernando Vázquez para sobreponerse a la desventaja de la renta acumulada.