Dos vuelcos al corazón en el mismo día no son sanos para nadie, pero el del deportivismo volvió a palpitar ayer con serenidad después de que Germán Dobarro, periodista de la Cadena COPE, adelantase que Pedro Mosquera continuará -y además, renovará- en el conjunto blanquiazul pese al interés mostrado por el Valencia en hacerse con sus servicios. Y en ese sentido, la permanencia del centrocampista coruñés no solo deja un mensaje para los más escépticos, sino que refuerza el concepto de bloque en un equipo donde ya formaba parte de su columna vertebral.
Más allá del romanticismo que desprende ver a Mosquera en la escuadra de su ciudad, cabe evaluar también su impacto. Y pese a que la estadística son únicamente números, algunos sí delatan la trascendencia del jugador en el esquema de Víctor Sánchez del Amo. Pedro es el quinto futbolista de la plantilla con más minutos a sus espaldas –1.772 en total-, y solo se quedó fuera de los planteamientos del técnico madrileño en dos ocasiones, la ida de dieciseisavos de final de Copa ante el Llagostera y el duelo de Liga frente al Barcelona, en este caso por acumulación de tarjetas.
¿Qué aporta en defensa?
La paulatina metamorfosis vivida por Mosquera a lo largo de su carrera le ha llevado desde la media punta -posición en la que destacó con el Real Madrid Castilla– a posiciones más atrasadas, acercándose mucho a lo que en el fútbol inglés se conoce como un box-to-box. Al contrario de lo que podría pensarse por el perfil de ambos, durante la temporada actual ha sido común ver cómo Álex Bergantiños ejerce una presión adelantada al rival para liberar al jugador criado en el Galicia Gaiteira.
Los duelos en Gran Canaria y Anoeta dejaron pruebas palpables de que Pedro es mucho más que el ancla en torno a la cual orbita el sistema del equipo. Roba en campo propio y en campo rival. Casi siempre, de forma limpia –acumula seis tarjetas amarillas, las mismas que Arribas– por su sentido de la anticipación. En cada balón cruzado, araña décimas de segundo a su oponente tanto en marcaje zonal como individual.
Mosquera. Minuto 85. Gana el Dépor 0-1 y se necesitan piernas frescas para robar balones en el centro. Dos robos. pic.twitter.com/sJ06XPdtof
— Dani Méndez (@Danimendez7) noviembre 28, 2015
¿Qué aporta en ataque?
Dejando de lado las esporádicas aventuras de Sidnei más allá de campo propio, todo pasa por Mosquera a la hora de sacar el balón jugado desde la retaguardia. Baja a recibir el esférico y, sin llegar a formar en paralelo con la línea de centrales, ensancha la defensa y se incrusta casi como un quinto de la misma. Este movimiento puede obligar al rival a exponerse en tres cuartos y, en consecuencia, a abrir líneas de pase y generar superioridades en la medular. Sobre el papel parece sencillo, pero el ‘5’ blanquiazul lo logra porque, como buena brújula, no mira el balón. Busca a quién dárselo.
Por el momento, las cifras le otorgan dos asistencias en su cuenta particular. Una a Luis Alberto ante el Sporting -jornada 3- y otra a Lucas Pérez frente al Rayo Vallecano -jornada 4. Sin embargo, la lista podría ser más amplia. Prueba de ello, su pase en largo hacia el propio Lucas en el Coliseum Alfonso Pérez. Robo, dos segundos de carrera para ganar amplitud y cambio de juego hacia el objetivo. Fácil.
El pasecito de Mosquera. pic.twitter.com/4kJUDPR8OL
— Dani Méndez (@Danimendez7) diciembre 30, 2015