El Deportivo continúa arrastrándose por los campos de Segunda División y ante el Extremadura tocó su fondo, uno más profundo que el del resto, por segunda vez en apenas tres meses. Lo que más está llamando la atención de este equipo es la patente falta de consistencia que demostró ya con Anquela y ahora lo hace con Luis César. Esa sensación de dar un paso adelante para después dar cinco hacia atrás. Como quien intenta subir una cuesta helada.
La segunda parte en Santander dio paso al terrorífico partido en Fuenlabrada. Y el partido ante el Elche, en el que pese a la derrota el conjunto blanquiazul mostró que podía ser algo más que un grupo de colegas que se juntan para pasar el rato, se transformó en la pesadilla de Almendralejo. El Dépor no es capaz de parecer un equipo profesional durante más de un cuarto de hora seguido. Así lo ha sido desde que empezó esta temporada. Por eso está donde está.
El Extremadura, que transita también por los puestos bajos de la clasificación, pareció inalcanzable durante los diez primeros minutos. Manuel Mosquera le ganó la partida a Luis César con un cambio de dibujo que le permitió dominar y adelantarse en el marcador. No hubo más partido. Y no lo hubo precisamente por esa inconsistencia deportivista. Cuando habían empezado a descifrar el entramado defensivo local y se producían las primeras llegadas; otro colapso. Esta vez en un córner a favor en el que muchos quedan señalados por su transición al trote.
La segunda parte sobró para todo, excepto para ver la primera separación de bandos sobre el propio césped. En la plantilla blanquiazul quedan ahora mismo jugadores que ya han bajado los brazos y otros que no lo han hecho, pero que han decidido hacer la guerra por su cuenta para no verse arrastrados por los anteriores. Ninguno de los dos frentes es bueno para el Deportivo y es de imperiosa necesidad juntar las piezas del jarrón.
Claro que sí, Luis César
Ese es el cometido de Luis César, que seis partidos después de su llegada se dio cuenta de que apostar por el mismo estilo, dibujo y jugadores que Anquela no da resultado. ¿Quién podría haberlo imaginado? El gallego ha tirado seis partidos de Liga a la basura y seis balas de su crédito. Habrá que ver en qué consiste la revolución, pero la única esperanza a día de hoy es que todavía quedan 26 partidos para intentar reaccionar… aunque cada vez esté más claro si eso es positivo o se convertirá en un calvario.