Sacamos la libreta y analizamos algunos detalles que dejó el Málaga 1-0 Deportivo. El equipo de Fernando Vázquez cosechó su primera derrota en esta reentré de la competición, pero ¿qué sucedió a lo largo de los 90 minutos? Ponemos el foco en seis claves:
Las imprecisiones
Desde la salida de Abdoulaye Ba del once, el Dépor había reducido muchísimo los errores y las malas entregas en campo propio. En las últimas jornadas, su salida de balón era mucho más fluida, motivada también por la presencia de Valle y Gaku en la medular. Ante el Málaga volvió la imprecisión. El equipo de Fernando Vázquez cometió demasiados errores en zonas sensibles, que acabaron derivando en ocasiones del rival.
Al no tener esa fluidez atrás que sí tenía en las jornadas anteriores, al Dépor le costaba progresar. Porque el plan de Vázquez era muy claro: atacar por dentro. Quería generar un 4 para 2 en el centro del campo y desgastar al Málaga con peloteros (Aketxe, Vicente, Gaku y Çolak). Sin embargo, no le salió bien, las piezas no estaban finas, y al Deportivo le costaba romper el embudo que tenía en campo propio para llegar hasta ahí, a campo rival. Por sus fallos y también por la presión en bloque alto del equipo andaluz.
En medio de la tormenta, solo Gaku Shibasaki supo brillar. El nipón, de menos a más, fue el único capaz de superar líneas con balón. Su problema llegó a los 23 minutos: una mala entrega de Álex en la frontal provocó que Gaku tuviese que hacer falta para salvar la papeleta. Era amarilla, estaba condicionado, y FV lo supo. A su lado, en el doble pivote, Vicente estuvo incómodo: muy lento y, a menudo, mal orientado.
La acción del gol
Al Dépor le costó generar con balón, no fue su día. Pero tampoco estuvo fino sin él, en las acciones divididas. Sucedió también en el gol. Por no hacer una falta táctica a tiempo, el equipo de Sergio Pellicer montó la contra rápida. Tanto Mollejo como Hugo pudieron frenar el avance, en campo rival, sin embargo pecaron de blandos. Y cuando Borja Valle quiso derribar a Hicham ya era tarde. ¿Fue mano en el inicio? ¿Debió ser anulada la jugada? Para mí sí, pero eso puede dar lugar a más interpretaciones, y en esta sección no vamos a hablar de arbitrajes.
Dani Giménez
Más discreto en otras jornadas, ante el Málaga, Dani Giménez sacó varias manos importantes. Justo antes del descanso, frenó una falta directa de Juanpi. El disparo del venezolano, con bote, iba envenenado. Es cierto que Dani, al rechazarlo, dejó el balón muerto en el área pequeña, y a punto estuvo de aprovecharlo Adrián González en segunda instancia. Sin embargo, por la violencia del golpeo inicial, no parecía fácil desbaratarlo. Y Dani estuvo atento. También en la segunda mitad, en otra acción a balón parado, impidió que Lombán, de cabeza, pusiese el 1-0.
David Simón, lateral izquierdo
Una de las sorpresas del once fue ver a David Simón en el perfil zurdo. Del lateral canario veníamos destacando en las últimas semanas lo ya sabido: su profundidad, la capacidad que tiene para aparecer. Le estaba costando poner buenos centros al área, sin embargo, estaba siendo muy incisivo en cuanto a sus incursiones.
Ante el Málaga, esto se vio limitado por su propia naturaleza. Al ser diestro, le costaba orientarse bien, y cada vez que pisaba tres cuartos, tenía que recortar hacia dentro, con lo cual perdía su principal virtud: llegar desde atrás en velocidad. La mitad de las acciones que completó en campo rival fueron defectuosas. De este modo, el Dépor perdió a uno de sus principales focos de peligro de las últimas semanas.
Beauvue, aislado
Contra el Málaga, Fernando Vázquez apostó por alinear de inicio a Beauvue. El delantero guadalupeño no acaba de encajar en el puzle blanquiazul. Nadie duda de su predisposición y buena actitud, está implicado como el que más. Sin embargo, no le salen las cosas. Es cuestión de tiempo, pero hasta el momento no ha sabido conectar con el juego del equipo.
Muy lejos del área rival, por el contexto y el guion del partido, en La Rosaleda estuvo aislado del resto de compañeros. Cada vez que ganaba una disputa aérea (de 14 salió vencedor en 8), y conseguía peinar los balones, su trabajo era ineficaz, no había nadie de segunda línea para aprovecharlo. Y en la presión, por veces, saltaba al poseedor de balón sin tapar el pase.
El plan B no cuajó
El Deportivo no había perdido aún en esta reentré de la competición. Cuando el plan A no acababa de funcionar, Fernando Vázquez apostaba por el plan B y, con acierto, modificaba el guion. Ante el Málaga no fue así. Las sustituciones no dieron el resultado de otros días.
El primer cambio fue casi obligado: al descanso, Valle sustituyó a Gaku (amonestado). En el 58, Fernando dio entrada a Hugo Vallejo y Víctor Mollejo. Diez minutos más tarde, hizo lo propio con Sabin Merino y Christian Santos. El plan era aprovechar la verticalidad de los carrileros y nutrir de balones a los dos puntas. Sin embargo, ni Hugo ni Mollejo fueron capaces de colgar ningún balón preciso al área en los casi 40 minutos que estuvieron sobre el campo. Y el bagaje de disparos de Sabin y Christian tampoco fue positivo: solo uno, en las botas del delantero de Urduliz. Lo más destacado, de hecho, fue el remate de un centrocampista. El de Borja Valle en el tramo final, a pase de Vallejo.
Una vez dicho y comentado todo esto, cabe resaltar una cosa: esto es un análisis futbolístico, en ningún momento debe ser leído como una crítica hacia nadie. Simplemente detalla lo sucedido en La Rosaleda bajo un criterio propio. Lo lógico es fallar de vez en cuando, y Fernando Vázquez llevaba mucho tiempo acertando. Si algo se ha ganado el técnico de Castrofeito, a base de buen hacer, es crédito y confianza. Domingo hay otra final, y con él al mando será más fácil acercarse a la victoria.