Reconozco que una alegría interior recorre mi cuerpo cada vez que Alex Bergantiños disputa un buen encuentro. Hacía mucho tiempo que un canterano que no se asentaba en el primer equipo del Depor, y su presencia en el once es una buena noticia.
Cuando uno explora el mundo del fútbol desde dentro, se da cuenta que para triunfar, además de la calidad y unas facultades físicas óptimas, se necesita también una dosis de suerte. Sin embargo, en el caso de Álex, la palabra trabajo ocupa un lugar prioritario en su carrera hacia el éxito.
No lo ha tenido fácil y las cesiones a Xerez, Granada y Nástic, le han dado la madurez suficiente para ser, a día de hoy, un jugador básico en el esquema de Oltra. En Xerez saboreó el éxito del fútbol, al lograr un histórico ascenso a Primera División, y la decepción del descenso doce meses después. Álex disputó un total de 57 partidos, adquiriendo una experiencia muy importante en el máximo nivel de la Liga española.
En verano de 2010 aterriza en Granada, donde vivió uno de los momentos más complicados de su carrera, al jugar apenas seis partidos. En el mercado invernal buscó una salida a Tarragona donde se convirtió en un hombre importantísimo a la hora de mantener la categoría.
Este año Álex regresó al Depor y, a base de trabajo y esfuerzo, es el dueño del centro del campo. Además ha sabido transmitir al público todas sus ganas y compromiso. Sus declaraciones, sus actuaciones, sus celebraciones de los goles, demuestran que Álex lo tiene todo para convertirse en un peso pesado dentro del vestuario deportivista. Oltra tiene su cuota de responsabilidad en el salto cualitativo que ha dado el jugador este año.
La suma de una buena gestión por parte del club, jugador y entrenador, da como resultado el triunfo de un canterano, de un jugador todoterreno que hace las delicias del público. ¿Es el camino a seguir para los jugadores que vienen del Fabril?