Alfonso Núñez analiza el Murcia – Deportivo en su columna «El Dépor desde la tele».
Cincuenta y tres minutos tardó el Deportivo en disparar contra la portería del Murcia. Un partido más y una nueva decepción para todos los aficionados coruñeses.
El Dépor sigue sin carburar y Oltra sigue sin encontrar soluciones al juego ramplón y mediocre plasmado por el equipo. Todas las acciones sobre el terreno de juego eran previsibles. La distancia entre líneas sigue siendo el gran problema de los herculinos, que apenas inquietaron al guardameta local.
Sólo Valerón era capaz de jugar con criterio en las escasas ocasiones en las que pudo entrar en contacto con la pelota. Mientras a la mayoría de jugadores les quema el balón en los pies, el canario anestesia el esférico y trata de buscar los pases en profundidad, aunque fuera de casa su rendimiento baja demasiado.
Aranzubia se erigió una jornada más en el héroe coruñés al desbaratar las múltiples ocasiones de gol creadas por el equipo de Iñaki Alonso. Otro de los aspectos negativos es la inseguridad defensiva que planea sobre el equipo. El momento en el que Oltra retiró a Jesús Vázquez y dio entrada a Lassad, el Murcia pudo llevarse los tres puntos y el equipo se descompuso. Los últimos quince minutos el Dépor convirtió el choque en una ruleta rusa de la que pudo salir malparado.
Toca pensar en el derbi, un partido cargado de un simbolismo mayúsculo para la afición. Deportivamente el Celta llega en un mejor momento que los herculinos, pero el ambiente que se vivirá en Riazor debe contagiar a unos futbolistas obligados a dar el cien por cien. Son partidos en los que los jugadores apenas necesitan motivación. Si gana, el Dépor saldrá reforzado, pero si pierde, el golpe moral resultará excesivamente duro.
Los jugadores deben tener claro lo que supone un derbi para la afición deportivista. Un importante número de aficionados harán un gran esfuerzo para estar presentes en Riazor. Son muchos los deportivistas que este fin de semana se desplazarán desde diferentes partes de la geografía nacional para apoyar a su equipo, un equipo que no puede fallar al mayor patrimonio con el que cuenta el club: la hinchada.